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Los neurocientíficos luchan con el lenguaje humano incluso más que los poetas o los estudiantes de literatura. Su capacidad para permitirnos manejar abstracciones denota estar a años luz de los gruñidos, gritos y chillidos del reino animal que simplemente expresan sentimientos o información básica.
El año pasado, en «BigThink», la escritora freelance de ciencia Mo Costandi rastreó la diferencia en «la única estructura cerebral humana» que tenemos:
«El habla es exclusiva de los humanos, pero la mayoría de las estructuras cerebrales involucradas en la producción del habla también están presentes en los monos del Viejo Mundo y otros primates no humanos. La corteza prefrontal ventrolateral varía ampliamente entre estas especies, con una subregión que solo está parcialmente desarrollada en los chimpancés y ausente en los monos del Viejo Mundo. El desarrollo evolutivo progresivo de esta subregión puede estar vinculado a la aparición del control vocal mejorado necesario para producir un habla compleja. Esta única estructura cerebral humana puede habernos dado el habla».
10 de agosto de 2023
Nótese el uso: «puede estar vinculado«. Eso es incierto. Por lo tanto, difícilmente un resultado seguro de los estudios de la evolución. Para complicar el panorama, un estudio publicado más tarde ese año descubrió que el desarrollo vocal de los chimpancés no es muy diferente al de los humanos:
«Una nueva investigación ha descubierto que los chimpancés bebés y juveniles demuestran una flexibilidad vocal similar, lo que implica que los fundamentos del habla se encuentran en nuestro patrimonio evolutivo primate».
El autor principal, el Dr. Derry Taylor, del Departamento de Psicología de la Universidad de Portsmouth, dijo:
«Todos los seres vivos se comunican, pero solo los humanos se comunican usando el lenguaje. Cómo llegó a ser así es un misterio sin resolver dentro de la ciencia. Hasta ahora no teníamos evidencia de flexibilidad funcional vocal en primates no humanos al principio. Este descubrimiento tiene profundas implicaciones para nuestra comprensión de los orígenes del lenguaje humano«.
University of Portsmouth: «Nuevo estudio revela similitudes entre el desarrollo del lenguaje de chimpancés y humanos».
El artículo, publicado en Science, es uno de los primeros estudios sistemáticos de la producción vocal temprana de los chimpancés y su función. ScienceDaily, 17 de octubre de 2023. El artículo es de acceso abierto.
Como dicen los autores en su resumen:
«Todos los seres vivos se comunican, pero solo de los humanos puede decirse que se comunican usando el lenguaje. Cómo llegó a ser el caso es un misterio fundamental no resuelto por la ciencia contemporánea. Dentro de la vida humana, el lenguaje emerge de un complejo proceso de desarrollo. Como tal, comprender el desarrollo vocal de los chimpancés es esencial para comprender las raíces evolutivas del lenguaje. En el desarrollo humano, el lenguaje se construye directamente sobre la capacidad temprana de «flexibilidad funcional vocal», la capacidad de expresar flexiblemente las mismas vocalizaciones de diferentes maneras para lograr diferentes funciones. Se ha creído durante mucho tiempo que las vocalizaciones de los primates son relativamente inflexibles con respecto tanto a la producción como a la función. En este documento, abrimos nuevos caminos al proporcionar evidencia de flexibilidad funcional vocal en uno de los primeros estudios sistemáticos de la producción vocal temprana y la función de los chimpancés. Este hallazgo implica que los cimientos del desarrollo del lenguaje se encuentran en nuestra herencia evolutiva primate».
Derry Taylor, Erik Gustafsson, Guillaume Dezecache, Marina Davila-Ross. Flexibilidad funcional vocal en los gruñidos de chimpancés jóvenes. iScience, 2023; 26 (10): 107791 DOI: 10.1016 / j.isci.2023.107791
¿Así que resulta que no es una barrera física sino “sólo mental”?
La conclusión puede ser algo apresurada: a pesar de la afirmación de que «Este hallazgo implica que los cimientos del desarrollo del lenguaje se encuentran en nuestra herencia evolutiva primate», los investigadores han demostrado algo que es bastante y esencialmente diferente. Han encontrado que los chimpancés jóvenes podrían aprender lenguajes de nivel humano en principio, en el sentido de que podrían realizar las acciones físicamente («flexibilidad funcional vocal»). Pero simplemente no aprenden esos idiomas.
Por lo tanto, como hallazgo en los estudios de la evolución, este es notablemente negativo. No hay limitación física para el habla de los chimpancés: es una mental, según deducen. El lenguaje humano está lleno de abstracciones (por ejemplo, martes, 75%, nacionalismo, teoría microbiana de la enfermedad…). Pero ¿sólo mental? Los chimpancés aprenden a expresar sus sentimientos y posiblemente a comunicar información básica sobre, digamos, peligro o comida. Pero no pueden ir más allá intelectualmente; y lo intelectual no se refiere únicamente a estructuras cognitivas, sino de índole espiritual.
“La naturaleza de la barrera se ha aclarado”, afirman los investigadores. Pero ¿realmente es así? Tan categórica afirmación es una presunción sobre el conocimiento de «la naturaleza», en la que es más lo desconocido que lo poco comprendido hasta ahora. ¿Y la metafísica? Por lo tanto, antes de llegar a semejante afirmación, conviene considerar que otras ciencias y disciplinas también tienen algo qué decir al respecto.
La preocupación por los animales, por entender su comportamiento y comprender su grado de desarrollo, no implica en ningún caso una equiparación antropológica. Si se les compara con el hombre, aunque sólo sea biológica o fisiológicamente, además de las estructuras sorprendentemente similares, también se ponen en evidencia las diferencias y hasta dónde estas son funcionales para cada especie. La genética lo demuestra. Objetivamente, estas diferencias en grado y funcionalidad no explican ni mucho menos respaldan o justifican el evolucionismo, como si algún día los primates fueran a alcanzar un estadio humano. Hay diferencias esenciales insalvables, y el lenguaje es expresión de ellas.
Nos guste o no, los humanos somos excepcionales, eminentes ante el resto de la creación, en grado y en esencia, y libres, en el más pleno sentido de la palabra. Aunque las estructuras y fuerzas naturales, internas y externas, influyen y condicionan nuestra conducta, de modo similar a como ocurre con los animales, a diferencia de ellos, no la cierran determinándola ciegamente en un marco de instintos y de supervivencia de la especie.
Por eso somos éticos y morales: el orden humano es ético, en cuanto nuestro particular «ethôs» o modo de ser no sólo respeta el orden natural, sino que puede conocerlo y transformarlo en función de su naturaleza y dignidad, mientras que los animales sólo se sirven de él de manera instintiva en función de la supervivencia individual o de la especie; y el orden humano es moral, en cuanto distingue, reconoce, conoce y obedece el Orden Sagrado, que le dice en conciencia cuál es la diferencia entre el bien y el mal, y cómo su naturaleza y finalidad se ordenan al sumo bien.
La distinción no es una discriminación o una minimización. Los animales nos importan de manera realista, lo cual excluye cualquier forma de romanticismo en nuestra aproximación e interacción con ellos, e incluye la investigación científica, el conocimiento, su cuidado y su conservación.
Así mismo, es importante no incurrir en una ideologización de las semejanzas y diferencias de grado entre los animales y el hombre. ¿Cuáles son las motivaciones detrás de la necesidad de ver a los bonobos como una especie de pueblo oprimido, en lugar de monos en necesidad de protección?
Fuente: Can Brain Structure Alone Explain Why We Have Language? | Mind Matters