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En un giro inesperado que ha generado intenso debate en las redes sociales, Disney ha introducido su primer personaje explícitamente cristiano en casi dos décadas a través de la nueva serie animada de Pixar «Win or Lose», estrenada el 19 de febrero en Disney+.
La serie, que sigue a ocho personajes mientras se preparan para un importante juego de campeonato de softbol, presenta a Laurie, una joven que abiertamente expresa su fe cristiana a través de la oración. En conmovedoras escenas, Laurie eleva sus plegarias buscando fortaleza divina: «Querido Padre celestial, por favor dame fuerzas… Solo quiero atrapar una pelota o conseguir un hit», ruega el personaje, agregando «Prometo que seré buena y no volveré a hacer eso otra vez».
Carrie Hobson, directora y productora ejecutiva de la serie, explicó que la elección del softbol como telón de fondo no fue casual: «Jugué softbol durante mi crecimiento. Inspirada en esa experiencia, sentimos que el softbol rápido era el escenario perfecto para el show. Hay tantas facetas en la práctica deportiva que amo: puede sacar lo mejor y lo peor de una persona, la más calmada puede perder los estribos. Y cuando se trata de ganar y perder, las consecuencias no son nada, y sin embargo, lo son todo».
La aparición de Laurie marca un hito significativo, siendo el primer personaje abiertamente cristiano desde la película «Bridge to Terabithia» de 2007, y la primera oración cristiana mostrada por Disney desde «El Jorobado de Notre Dame» en 1996. Como era de suponer, el inesperado giro y la inclusión de un personaje explícitamente cristiano, ha suscitado reacciones encontradas entre personas que se autodefinen como LGBTQ+, según reporta The Blaze.
Diversos medios dedicados a contenido LGBTQ+ han expresado “preocupación” por esta inclusión. Por ejemplo, PinkNews señaló que «aunque la introducción de un personaje explícitamente cristiano es bastante inocua por sí misma, el contexto que rodea al show -y a Disney en general- ha dejado a algunos amantes de la TV LGBTQ+ un poco inquietos«. Por su parte, LGBTQ Nation criticó duramente la decisión, sugiriendo que Disney está «cediendo a la voluntad conservadora«.
Aunque estas reacciones y afirmaciones no extrañan, no son coherentes con la tan cacareada y exigida “inclusión” por parte de estos medios y grupos. ¿Acaso vale únicamente para afirmar su ideología? En la práctica excluyen todo lo que niegue –aún con argumentos y evidencia científica– su particular y subjetiva visión de la naturaleza humana y de la biología.
La controversia se intensifica en un momento en que Disney ha estado en el centro de debates sobre “representación y diversidad”. La inclusión de un personaje cristiano que ora abiertamente representa un cambio significativo en la narrativa reciente del gigante del entretenimiento, especialmente considerando su largo período sin representación cristiana explícita en sus producciones.
¿Se trata acaso nada más que de una estrategia? ¿Es un acomodo a las nuevas políticas gubernamentales que han cortado recursos a la promoción de ideologías y adoctrinamiento homosexualista? ¿Siente Disney el peso de un amplio grupo de funcionarios gubernamentales que se manifiestan abiertamente cristianos, católicos y comprometidos en la defensa de la Familia y de la Vida? ¿Es una prueba, una especie de “test” para verificar reacciones y aceptación? ¿O realmente se trata de un giro de sensatez y sentido común, luego del abandono de las temáticas familiares?
Lo cierto es que este desarrollo llega en un momento crucial para Disney, que continúa navegando las complejas aguas de la representación cultural y religiosa en sus contenidos. The Gateway Pundit, medio que reporta esta noticia, destaca su posición como el quinto sitio web de noticias conservadoras más grande en los Estados Unidos, con más de 3.5 millones de visitas diarias a sus páginas.
La serie «Win or Lose» se presenta como un experimento interesante en la intersección entre fe, deporte y entretenimiento familiar, recordando que la representación religiosa en los medios mainstream no sólo es impugnada por el unanimismo ideológico imperante, sino que sigue siendo un tema de debate público significativo.