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El mayor proveedor de servicios de fertilización in vitro (FIV) de Australia se encuentra bajo investigación gubernamental tras una serie de errores devastadores que han sacudido la confianza en la industria de la fertilidad. Monash IVF, una destacada empresa del sector, ha admitido dos casos consecutivos de implantación errónea de embriones en los últimos meses, lo que ha provocado la renuncia de su director ejecutivo y una caída significativa en el valor de sus acciones.
El primer incidente, reportado el mes pasado en Queensland, involucró a una pareja que descubrió que no tenía derechos legales sobre su hijo biológico después de que la clínica transfiriera accidentalmente el embrión equivocado. «En nombre de Monash IVF, quiero expresar cuán verdaderamente arrepentido estoy por lo sucedido», declaró en su momento Michael Knaap, entonces director ejecutivo de la compañía.
Sin embargo, la situación empeoró cuando la clínica Clayton de Monash IVF en el sureste de Melbourne admitió un segundo error similar. Esta vez, el incidente afectó a una pareja de lesbianas, donde la clínica «implantó erróneamente en una paciente su propio embrión biológico, en lugar del de su pareja como estaba planificado», según informó Sky News.
Las consecuencias financieras para Monash IVF han sido severas. El precio de sus acciones se desplomó más del 27% hasta 54.4 centavos, su nivel más bajo desde enero de 2020, resultando en una pérdida de 70 millones de dólares en acciones en un solo día. La Ministra de Salud de Victoria, Mary-Anne Thomas, anunció una investigación gubernamental, enfatizando que «las familias deben tener la confianza de que el tratamiento que reciben se realiza con los más altos estándares».
La doctora Hilary Bowman-Smart, bioética de la Universidad del Sur de Australia, advirtió sobre las implicaciones más amplias: «En la atención reproductiva, la confianza lo es todo. Esta confusión, el segundo incidente reportado en Monash IVF, arriesga sacudir la confianza no solo en un proveedor, sino en todo el sector de la fertilidad».
Los problemas de Monash IVF no son nuevos. En 2019, la empresa se vio obligada a pagar 56 millones de dólares en compensaciones para resolver una demanda colectiva que involucró a 700 familias, después de que su programa de pruebas genéticas resultara defectuoso, llevando al descarte de embriones saludables.
Estos incidentes han reavivado el debate ético sobre las prácticas de la industria de la FIV. Esta industria, que rutinariamente destruye miles de vidas embrionarias, requiere no solo regulación sino una prohibición total.
La posición de la Iglesia Católica sobre la fertilización in vitro es clara y consistente: se opone a esta práctica por considerar que separa la procreación del acto conyugal, implica la destrucción de embriones humanos y trata a los niños como productos de laboratorio en lugar de dones de Dios. Cada embrión es una vida humana desde el momento de la concepción y merece protección y respeto absolutos.
Fuente: Devastating IVF bungles are leading to babies being implanted in the wrong mother