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Una investigación reciente ha revelado que clínicas en Kansas y Wyoming, propiedad de un ‘terapeuta’ «queer-afirmativa», están emitiendo recomendaciones para tratamientos de «afirmación de género», incluyendo cirugías y bloqueadores de pubertad, para niños desde los 12 años mediante entrevistas remotas por Zoom, además eludiendo el consentimiento parental.
Curtis-Baker Therapeutic Services (CBTS), opera bajo un «modelo terapéutico basado en el feminismo interseccional y el rechazo a las visiones morales o religiosas tradicionales». La organización Gays Against Groomers ha advertido que estas instalaciones no son marginales, sino que representan «el prototipo de un sistema en crecimiento: una operación ideológica completamente integrada, legitimada por juntas de licencias, financiada por seguros (incluyendo Medicaid) y dirigida a jóvenes vulnerables a través de las fronteras estatales«.
La clínica promociona abiertamente evaluaciones conformes a WPATH y cartas de referencia para terapia hormonal, bloqueadores de pubertad y cirugías de género para menores. «Esto no es terapia«, declara Gays Against Groomers, «es adoctrinamiento ideológico con licencia clínica«.
En enero, el presidente Donald Trump emitió una Orden Ejecutiva instruyendo a todas las agencias gubernamentales a «rescindir o modificar todas las políticas que se basen en la orientación WPATH«, calificándola como «ciencia basura» y señalando que «el daño flagrante hecho a los niños mediante la mutilación química y quirúrgica se disfraza de necesidad médica».
Lo particularmente preocupante es cómo estas prácticas eluden las salvaguardas tradicionales como el consentimiento de los padres. Los terapeutas de CBTS actúan como «facilitadores» en lugar de guardianes, acelerando el proceso de medicalización permanente en jóvenes vulnerables. El hecho de que estos procedimientos sean frecuentemente financiados a través de Medicaid o planes de seguro aceptados contribuye a su sistematización y normalización.
Estudios científicos han demostrado que más del 80% de los niños que experimentan disforia de género la superan naturalmente al llegar a la adolescencia tardía. Las investigaciones también indican que los procedimientos de «transición» no resuelven la tendencia elevada a la autolesión y el suicidio en individuos con confusión de género, e incluso pueden exacerbarla al reforzar su confusión y descuidar las causas fundamentales de su angustia mental.
Un número creciente de «destransicionados» testifica sobre el daño físico y mental causado por el refuerzo de la confusión de género, así como sobre el sesgo y la negligencia del establecimiento médico en este tema. Muchos profesionales de la salud adoptan un enfoque activista hacia su profesión y comienzan los casos con una conclusión predeterminada a favor de la «transición».
La terminología empleada en estas clínicas –»afirmativa», «sexo-positiva», «anti-opresión»– no es neutral, sino que refleja el lenguaje del activismo social más que de la psicología clínica. El modelo Curtis-Baker ejemplifica hasta qué punto esta ideología ha penetrado en las instituciones destinadas a proteger a los niños, creando un sistema que convierte el malestar en diagnóstico y el diagnóstico en acciones médicas irreversibles.
Fuente: Pro-LGBT therapy clinics are recommending ‘gender transitions’ for children over Zoom