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Mientras el número de asistentes en Francia a la Misa en Latín crece, paradójicamente algunas autoridades eclesiásticas manifiestan preocupación. Con todo, es un hecho que la participación en la Misa Tradicional en Latín se ha duplicado en los últimos cuatro años en la Arquidiócesis de Tours, Francia.
Lo paradójico es que ello esté generando inquietud en la jerarquía eclesiástica local. El Arzobispo Vincent Jordy, presidente de la Comisión para la Catequesis y el Catecumenado de la Conferencia Episcopal Francesa, ha manifestado su preocupación por este fenómeno que considera “problemático”.
En declaraciones al periódico La Nouvelle République, Monseñor Jordy caracterizó este incremento como un «fenómeno tradicionalista», sugiriendo que surge como respuesta a la crisis del COVID-19. El prelado atribuye esta tendencia a «la ansiedad de las personas» y «un repliegue sobre uno mismo», llegando a sugerir que la asistencia a la Misa Tradicional se ha convertido en una forma de protesta contra las restricciones sanitarias y las instituciones estatales.
Actualmente, en la diócesis de Tours se celebran tres Misas en rito antiguo durante los fines de semana en la iglesia de Saint-Pierre-Ville, además de dos celebraciones mensuales en L’île-Bouchard. La Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX) también ofrece la Misa Tradicional en la iglesia de Saint-Grégoire-des-Minimes de Tours.
El Arzobispo ha implementado medidas concretas para limitar la expansión de la Misa Tradicional. Según reportes de La Paix Liturgique, ha prohibido a la Fraternidad Sacerdotal San Pedro (FSSP) administrar bautismos de adultos e impuesto una nueva liturgia para bautismos infantiles. También ha restringido los horarios para confesiones, en lo que parece ser una estrategia para marginar gradualmente la liturgia tradicional.
«He discutido varias veces esta Misa con el Papa Francisco«, declaró el arzobispo, quien además hace una sutil distinción entre «fundamentalistas» (FSSPX) y «tradicionalistas» (FSSP), revelando así una visión crítica o una mentalidad de sospecha y entredicho hacia ambas comunidades. «Los sermones no están controlados, pero tengo algunos ases bajo la manga«, advirtió el prelado francés. «Estoy muy atento. Los criterios de juicio son la liturgia y las posiciones sociales«.
La tensión se evidenció cuando Monseñor Jordy criticó públicamente al Padre Matthieu Raffray, del Instituto del Buen Pastor, por comentar que Jean-Marie Le Pen fue «un profeta a menudo incomprendido», extendiendo así su control más allá de lo litúrgico hacia las posiciones sociopolíticas de los sacerdotes vinculados a la Misa Tradicional.
Contrario a la narrativa oficial, el crecimiento de la Misa en Latín muestra una tendencia clara: cada vez más fieles, especialmente familias jóvenes, encuentran en la liturgia tradicional un punto de referencia estable en tiempos de incertidumbre eclesial. La sugerencia del Arzobispo de que la FSSP tiene una visibilidad desproporcionada debido a «dinero, conexiones y experiencia», parece un intento de minimizar un fenómeno que responde más bien a la belleza intrínseca del rito y su profundidad espiritual.
Esta situación refleja una tensión presente en numerosas diócesis francesas: mientras algunos obispos buscan limitar la difusión de la Misa Tradicional, esta continúa atrayendo a más fieles que la perciben como una liturgia auténtica, arraigada en la Tradición de la Iglesia. Las medidas restrictivas, lejos de detener el fenómeno, parecen fortalecerlo.
Fuente: French Catholics are flocking to the Latin Mass and this archbishop is alarmed by it