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Violencia y discriminación contra minorías religiosas asolan la Siria post-Assad
Un nuevo informe de la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) revela que aliados del nuevo gobierno sirio y otros actores no estatales continúan perpetrando violencia y discriminación contra cristianos, drusos y musulmanes chiítas.
Los rebeldes sirios, muchos de ellos afiliados a Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), derrocaron el régimen del expresidente Bashar al-Assad a finales de 2024. El documento detalla cómo miembros del HTS, incluyendo numerosos combatientes extranjeros, llevaron a cabo asesinatos masivos y otras formas de persecución contra minorías religiosas durante el derrocamiento de Assad, prácticas que han continuado tras tomar el control del gobierno.
El actual presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, quien comandó el HTS durante la revolución y fue anteriormente miembro de Al-Qaeda, ha incorporado en altos cargos gubernamentales a miembros de milicias respaldadas por Turquía (TSOs) y otras organizaciones involucradas en violaciones a la libertad religiosa y asesinatos masivos.
La violencia más atroz tras el cambio de gobierno se ha dirigido contra los musulmanes alauitas –secta chiíta a la que pertenecían Assad y muchos de sus aliados– y contra los drusos, una religión abrahámica independiente del Islam, el cristianismo y el judaísmo. El informe documenta que rebeldes no identificados quemaron hogares de civiles alauitas en Latakia y perpetraron un ataque incendiario contra un santuario alauita en Alepo en diciembre pasado.
«Los recuentos sitúan el número confirmado de muertes entre 1.700 y 2.246, con la advertencia de que las cifras reales podrían ser mucho más altas», señala el informe.
En abril comenzó «una nueva ola de asesinatos» contra drusos, incluyendo la muerte de 134 personas en un suburbio de Damasco a manos de «militantes islamistas» partidarios del nuevo gobierno.
Los cristianos ortodoxos siríacos reportaron tres muertes en marzo, aunque han sufrido otras formas de persecución. «Miembros de milicias islamistas regularmente intimidaban y se burlaban de cristianos en los puestos de control y saqueaban las casas de cristianos sin vínculos conocidos con el régimen de Assad», detalla el documento.
El nuevo gobierno mantiene en puestos militares clave a combatientes del HTS, incluidos «los violadores más militantes de la libertad religiosa durante la guerra civil siria». Personas asociadas con Al-Qaeda y el Estado Islámico (ISIS) ocupan altas posiciones, como el jefe de inteligencia Anas Khattab, ex comandante de Al-Qaeda.
A pesar de estas violaciones, el gobierno ha declarado su intención de ser «inclusivo con todos los sirios, incluidas las minorías religiosas y étnicas». Se atribuye haber frustrado un ataque planeado del ISIS contra un santuario chiíta y condenó un atentado que mató a 25 fieles en la Iglesia Ortodoxa Griega Mar Elias en Damasco.
Jeff King, presidente de International Christian Concern, declaró que el informe «expone el fracaso del gobierno de transición sirio… para proteger a su minoría cristiana». «Este régimen ilegítimo, compuesto por operativos reconvertidos de Al-Qaeda e ISIS, ha hecho poco para frenar la campaña del Islam radical para erradicar el cristianismo en Siria», enfatizó.
La USCIRF insta a la administración Trump a condicionar el levantamiento de sanciones a mejoras concretas en materia de libertad religiosa y a imponer sanciones específicas contra personas y organizaciones que continúen violando estos derechos fundamentales.