Opinión

El Gran Inquisidor contra Miguel Gómez

Miguel Gómez y la inquisición Woke
Escrito por Santiago Quijano

Como el hombre es una creatura religiosa, siempre ha tenido por guía una serie de dogmas sagrados que pretende seguir e imponer a quién no los comparta. Por eso los paganos lanzaban cristianos a los leones (aquella secta judía se resistía a la adoración de ídolos politeístas, en especial a César) lo que resultaba intolerable para la Roma de Nerón.

Luego, cuando los cristianos dominaron a los paganos, éstos últimos podían convertirse a la nueva fe o ser expulsados del Imperio, lo mismo que ocurrió a moros y judíos cuando los reyes católicos entraron en Granada.

Porque las sociedades, religiosas como son, toleran del prójimo diferencias cosméticas, aún crímenes atroces, pero jamás un desafío intelectual de fondo a su religión, que es el fundamento sociológico de su existencia; la intolerancia es su mecanismo de defensa.

Ahora que se acabó el cristianismo como religión de la sociedad en Colombia, su vacío ha sido reemplazado por un culto al liberalismo que se nutre de múltiples sectas más o menos serias, académicas o ridículas. Hay ambientalismos, feminismos, animalismos, veganismos y todo un rosario de ismos que constituyen el ethos ideológico de lo que podríamos denominar la religión “Woke”. Una religión con todas las de la ley; tiene sus símbolos, banderas, ritos, dogmas, sacrificios, sus infieles y su respectiva inquisición para expulsar a éstos últimos. 

Como el sanedrín de la religión “Woke” en Colombia está compuesto por los intelectuales, el ingreso de un infiel al sanctum santorum de la academia resultó una blasfemia que no podía ser tolerada. El Gran Inquisidor Kayafa Kalmanovitz rasgó sus vestiduras cunado Miguel Gómez, un católico, conservador y de derechas fue nombrado decano en la Universidad del Rosario.

Como la Inquisición “Woke” no puedo esgrimir nada de fondo contra Gómez, ni en lo personal ni en lo profesional, las acusaciones consisten en que “no sabe” del tema, que no les renovó el contrato a dos docentes y que citó un chiste “verde” de Churchill.

¡Que renuncie! ¡Fuera ya! No es de “ellos”: Gómez no es de la religión “Woke” y debe irse. En la academia universitaria colombiana no hay sitio para conservadores, menos si son antiaborto, anti ideología de género y todos esos antis que supone ser católico en nuestro Siglo XXI.

El episodio en el Rosario no es sino el eco de lo que ya ocurre en la mayoría de universidades occidentales. El profesor J. Peterson casi es expulsado de la universidad de Toronto, Roger Scruton fue perseguido hasta el final de sus días y el joven Douglas Murray (liberal confeso, pero no “Woke”) tiene vedada la cátedra en todo el mainstream académico. Los casos anteriores son destacadas muestras de un rosario de censuras y “cancelaciones” por parte de la nueva inquisición a sus herejes.

Como triste corolario, es triste ver la poquísima solidaridad de tantos líderes de opinión católicos que, conociendo con creces (y aun siendo amigos personales) la intachable trayectoria profesional y académica de Gómez, han guardado silencio ante la inmerecida campaña de desprestigio.

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