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«Antes que las medallas, glorificar a Dios», afirma atleta paralímpica

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Escrito por JOSE SOSA

“Ella es nueva en el catolicismo, pero no es nueva en su amor por Jesús”, dijo el padre Hilgenbrinck.

Los Juegos Paralímpicos de Tokio 2021 también fueron un buen espacio para que los atletas expresaran, con una gran convicción, la fe que los mueve.

Una de ellas es Jenna Fesemyer, una atleta norteamericana de 24 años que compite en silla de ruedas, originaria de Ravenna (Ohio), quien vivió en la residencia católica “Centro Newman”, cuando estudiaba Kinesiología y Comunicación en la Universidad St. John, en Illinois.

Fesemyer, nació sin la pierna izquierda y la cavidad de la cadera debido a una rara enfermedad congénita.

El deporte y su fe

La madre también fue atleta y profesora de gimnasia, de quien Jenna heredó el amor por el deporte. Gracias a una prótesis Jenna pudo jugar voleibol, baloncesto y lanzó el disco en el colegio, e incluso jugó golf.

A nivel estatal Jenna se convirtió en una pionera de las carreras en sillas de ruedas, ganando 12 medallas de oro en Ohio.

“No sabía que esto sería una puerta abierta para venir a la Universidad de Illinois y, en última instancia, a mi vida como católica”, dijo Jenna al Catholic Post.

“Antes que las Medallas, Glorificar a Dios”

Pero lo más admirable de la historia de Jenna es la claridad con la que expresa cuáles son sus prioridades en la vida:

Glorificar a Cristo es lo primero, siempre. No estaría donde estoy hoy si no mirara a Cristo en un momento de necesidad o duda. Cuando nos volvemos a Cristo, nuestras alegrías se multiplican”, explica Jenna, quien a veces reza el rosario mientras participa en un maratón.

La corredora que era de familia protestante, inició su proceso de conversión cuando por accidente llegó a la residencia católica, gracias a su cercanía con las pistas de entrenamiento de la universidad.

En segundo semestre asistió a un retiro, descubrió la misa y la adoración del Santísimo Sacramento. Eso despertó una gran curiosidad por la fe católica, que la llevó a ser bautizada el Domingo de la Divina Misericordia de 2017.

El padre Chase Hilgenbrinck, capellán del Centro Newman, en una entrevista a The Catholic Post, explica que “Ella es nueva en el catolicismo, pero no es nueva en su amor por Jesús…Ese amor, su relación con el Señor, siempre ha estado presente y ella siempre ha buscado profundizar”. Explica que ahora “ella está viviendo la plenitud de la vida”.

Fuente: ReLigión en Libertad