Análisis

La amistad, arruinada por la revolución sexual

Serie Friends
Escrito por Redacción R+F

Desde que Abraham Lincoln compartió la cama con un amigo, pasando por la antigua amistad del rey israelí David con Jonathan, hasta las líneas aparentemente homosexuales de los sonetos de Shakespeare, todo es ahora sospechoso.

El sitio web Hechos.net, ha publicado un interesante artículo traducido del blog del Padre Paulo Ricardo, del cual compartimos algunos apartes, e invitamos a leer en las fuentes citadas.


El artículo comienza afirmando claramente que “El panorama cultural de nuestro siglo XXI está lleno de víctimas de la Revolución Sexual…”, aunque de éste sólo hayamos “escuchado exclusivamente sus armas de propaganda” que nos inducen a pensar “que todo el experimento fue una maravilla”.

Pero sus frutos amargos y nocivos son palpables, y así lo indica el texto:

La tierra de los «no hombres», como resultado de la «guerra de los sexos», está cubierta de decenas de nuevas enfermedades de transmisión sexual, cerebros saturados con el crecimiento de la pornografía, matrimonios rotos y futuros aniquilados.

Pues bien,

Una de las víctimas de la Revolución Sexual, sin embargo, es significativa: la amistad.

El artículo se adentra en la cuestión con declaraciones sustentadas y tan contundentes, como estas:

Es una ironía de la modernidad que las élites seculares crean que es perfectamente razonable suponer que la humanidad tiene la capacidad de cambiar el clima o acabar con la pobreza, pero es incapaz de mantenerse en sus pantalones.

…la «abstinencia», nos informan los gurús de la Revolución Sexual, es «irreal». Por lo tanto, toda amistad es ahora sospechosa, especialmente la amistad entre personas de diferente sexo, por supuesto…

La cultura pop confirma y acentúa esta nueva concepción. Fíjate bien: casi todos los programas de televisión tienen a los personajes acostados en la cama, como si esto fuera simplemente una cuestión de tiempo para que la alarma indique que el período de «amistad» ha terminado y el de los «amigos con beneficios» puedan ahora proceder.

Una de las principales y más agudas “denuncias” hechas por el autor, señala cómo “los viejos y nostálgicos maestros hippies de historia y literatura aplican retroactivamente una motivación sexual a cada expresión de amor y afecto que encuentran” (subrayado nuestro):

Desde que Abraham Lincoln compartió la cama con un amigo, pasando por la antigua amistad del rey israelí David con Jonathan, hasta las líneas aparentemente homosexuales de los sonetos de Shakespeare, todo es ahora sospechoso.

Y una de las distinciones más significativas que encontramos en este lúcido texto, nos hace replantear los parámetros con los cuales valoramos “la realidad”, pero que en el fondo no son más que un prejuicio, un filtro “cultural”:

La noción de que «intimidad» significa necesariamente «relación sexual» – lo cual, por supuesto, no es cierto – es uno de esos reduccionismos extraordinarios sobre la persona humana.

La idea de que dos seres humanos no pueden compartir una cercanía personal y una relación significativa sin ningún componente sexual presupone que el ser humano, en todas sus gloriosas y desordenadas complejidades, no puede interesarse por nadie sin intentar obtener algo –y algo físico– suyo.

En síntesis, la visión de la amistad ofrecida por las premisas de la revolución sexual no es más que un reduccionismo y, como tal, una distorsión, una visión adulterada de la misma, pues

Asume que los verdaderos amigos… calcularán el valor de esa amistad y la cambiarán por un placer físico fugaz… Asume que lo físico siempre ganará al cerebro y al intelecto en el juicio moral que hacen las personas.

El problema con la revolución sexual es que ha hipersexualizado la realidad, nuestra mente y nuestras relaciones, reduciéndolas a una simple función de un incontenible ímpetu que parecería ser la fuerza motriz que lo rige todo: el sexo.

Esta actitud… arroja un paño sospechoso sobre muchas relaciones que en el pasado se habrían considerado perfectamente comunes. Aunque, de manera especial, la Revolución Sexual nos ha robado gran parte de lo que es el tesoro de un matrimonio largo, la amistad ocupa casi la cima de las pérdidas.

En términos estadísticos y sociológicos, uno de los mayores efectos es la erotización de la vida y de las relaciones: “Las estadísticas nos dicen que el 64-68% de los hombres y el 19% de las mujeres ven pornografía todas las semanas. Es difícil para las personas cultivar amistades cuando las imágenes de personas desnudas pululan en sus cerebros con toda la fijación de un adicto al crack. Y cuando pasas una buena parte de tu noche programando tu cerebro para ver a las personas como objetos, se vuelve sustancialmente más difícil volver al mundo real, con personas reales, durante el día”.

Citando a Lewis, el autor enfatiza:

«Aquellos que no pueden concebir la amistad como un amor sustancial, sino sólo como un disfraz o una elaboración de Eros, delatan el hecho de que nunca han tenido un amigo».

C.S. Lewis

Finaliza con una excelente apostilla y una advertencia:

Qué suposición tan terrible y reduccionista es ver a las personas disfrutar de la compañía de los demás y asumir que lo único que tienen para ofrecerse son favores sexuales.

No compre las mentiras cuidadosamente propagadas por la cultura pop y pornográfica hipersexualizada.

Fotografía del encabezado: imagen promocional de la serie televisiva “Friends“. Tomada de Internet.


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