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Los procedimientos de aborto tardío son tan peligrosos que deberían realizarse exclusivamente en hospitales, según coinciden aseguradoras, universidades y grupos médicos. Esta advertencia cobra especial relevancia cuando se trata de abortos en etapas donde el bebé podría sobrevivir fuera del útero con asistencia médica.
El procedimiento más común para abortos muy tardíos es la inducción, que implica inyectar un ‘feticida’ (generalmente digoxina o cloruro de potasio) en el líquido amniótico, la cabeza o el corazón del no nacido para provocar un paro cardíaco. Posteriormente, se dilata el cérvix durante varios días hasta que la mujer entra en trabajo de parto. [¡Dios mío, a qué grado de locura hemos llegado!].
A pesar de las advertencias médicas, están proliferando centros ambulatorios que realizan abortos «por cualquier razón particular» en instalaciones que no suelen estar equipadas para manejar complicaciones potencialmente mortales [¡Qué paradoja! Justo después de haber sometido a muerte a una criatura inocente]. Algunos establecimientos dejan a las mujeres sin supervisión mientras atraviesan el trabajo de parto en habitaciones de hotel, donde en ocasiones ‘dan a luz’ [a la oscuridad, realmente] en inodoros.
Entre las instalaciones que realizan estos procedimientos se encuentran la Clínica C.A.R.E. en Maryland (hasta 35 semanas), Partners in Abortion Care (más allá de 26 semanas), DuPont Clinic (25-32 semanas), y el Centro de Salud OHSU en Portland (hasta 34 semanas). Según el Instituto Guttmacher, nueve estados y el Distrito de Columbia no restringen el aborto por edad gestacional, por lo cual allá se realizan más de 10.000 abortos anuales a partir de las 21 semanas.
El abogado especialista en negligencia médica Mike Seibel advierte que «el estándar de atención indica que deben realizarse en un hospital o entorno hospitalario… Es muy arriesgado realizar un aborto tardío». Los costos de estos procedimientos pueden oscilar entre algunos miles hasta más de $25.000, según KFF.org.
Las principales aseguradoras médicas reconocen estos riesgos. Presbyterian Health Plan no cubre abortos electivos después de la semana 24, mientras Blue Cross/Blue Shield señala que «los abortos por inducción generalmente requieren hospitalización debido a los posibles riesgos para la madre». Cigna es categórica al afirmar que «los abortos por inducción deben realizarse en un hospital para que la paciente pueda ser monitoreada durante todo el procedimiento».
Prestigiosas instituciones médicas como la Universidad de Vermont, el Centro Médico de la Universidad de Rochester y el Sistema Kaiser Permanente coinciden en que estos procedimientos deben realizarse exclusivamente en entornos hospitalarios. El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) ha mantenido consistentemente esta posición, señalando que «debido a las complicaciones asociadas con el trabajo de parto, la inducción médica ocurre en un hospital o instalación similar».
Sin embargo, ningún aborto debería tener ocurrencia, ni mucho menos que se disponga para ello (un crimen) a centros e instituciones médicas y hospitalarias concebidos para cuidar la vida. Es paradójico, además, que hablen de “potencialidad de mortalidad” y de “dar a luz” a quien le han impedido, precisamente, ver la luz de la vida.
Fuente: ‘Experts’ and insurers say late-term abortions are too unsafe for freestanding clinics