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La investigación del analista Ryan Burge revela que la disminución de la religiosidad en Estados Unidos está fuertemente relacionada con menores tasas de fertilidad y de natalidad. Según los datos que presenta, las mujeres no religiosas tienen el doble de probabilidades de no tener hijos en comparación con las mujeres que sí profesan una fe.
Esta tendencia se evidencia especialmente en el grupo de mujeres no religiosas de entre 35 a 50 años, donde el 53% tiene solo un hijo o ninguno. En contraste, este porcentaje es de tan solo el 31% entre las mujeres protestantes y del 25% en otras religiones.
Los resultados provienen de una extensa encuesta nacional que incluyó las respuestas de más de 10.000 mujeres sobre temas de familia, matrimonio y religión. Los datos muestran contundentemente que, a menor religiosidad, menor número de hijos.
Entre los 35 y 50 años, el 28% de las mujeres no religiosas nunca tuvo hijos, frente a solo el 13% de las protestantes. Asimismo, más de la mitad de las no creyentes en ese rango etario tuvo a lo sumo un hijo, mientras que en las demás religiones este porcentaje es mucho más bajo.
Según Burge, estos números no se explican solo por nivel educativo o ingresos. Incluso controlando esas variables, la religiosidad sigue siendo un factor determinante a la hora de decidir tener hijos. Es decir, a medida que disminuye la religión, también caen los índices de fertilidad.
Detrás de estas cifras subyacen motivos culturales y teológicos. Muchas doctrinas religiosas enfatizan que los hijos son una bendición y que formar familia es parte del orden natural establecido por Dios. Eso influye en cómo los creyentes toman decisiones sobre matrimonio y reproducción.
Por el contrario, según el estudio las personas no religiosas priorizan con mayor frecuencia valores seculares modernos, como la autorrealización personal y profesional por sobre la formación de una familia. Ese cambio axiológico incide en su decisión de tener menos hijos.
La caída en los índices de fertilidad preocupa porque se da en países donde ha avanzado mucho la secularización, como Estados Unidos y naciones europeas. En esos casos, las tasas están incluso por debajo de los niveles necesarios para el reemplazo generacional, generando incertidumbre demográfica y económica a futuro.
Burge también vincula esta situación con la disminución en las tasas de matrimonio, dado que las personas solteras suelen tener menos hijos.
En definitiva, el estudio pone de manifiesto la estrecha relación existente entre religión y fertilidad, confirmando que a medida que retrocede la primera, también lo hacen los índices de natalidad.
Fuente: La secularización y su impacto en la fertilidad – ForumLibertas.com
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