Cuando las Hermanitas de los Pobres y sus aliados obtuvieron su victoria más reciente en la Corte Suprema el año pasado, permitiendoles quedar excentas del mandato de Obama de financiar anticonceptivos y procedimientos abortistas a través de sus planes obligatorios de salud, Joe Biden dijo que no solo quería deshacer esa decisión, sino restaurar el mandato anticonceptivo de la administración Obama.
Nunca entró a explicar en detalle cómo lo haría, pero los resultados electorales muestran que la posibilidad de lograrlo es remota.
Actualmente los republicanos tienen garantizados 50 senadores, y es muy probable que su mayoría suba a 52 cuando se realizan las elecciones especiales en Georgia.
Pero incluso en el peor e improbable escenario de que los demócratas ganen esas dos elecciones y logren una mayoría de 51-50 (sumando el voto de la vicepresidente Harris, de consolidarse su elección) desempatando la agenda legislativa en favor de la agenda abortista, la Corte Suprema tiene una mayoría provida de 6-3, más sólida que la que en su momento decidió la excepción por una votación de 5 contra 4.
Por ahora lo único que puede hacer Biden es obligar a las monjas a seguir litigando sus derechos.
La decisión de la Corte Suprema confirmó este año la constitucionalidad de una política de Trump de eximirlas de cualquier versión del mandato contraceptivo, y es muy probable que una administración Biden anule esta política.
Eso implicaría un nuevo caso judicial ante la Corte Suprema que seguramente reiterará que las monjas tienen ese derecho.
En todo caso lo más probable es que las monjas terminen triunfando sobre un posible acoso contraceptivo por parte de una administracion Biden.