Duque entrega política de familia a poderosos lobbies gay y abortista, asegurando su futuro post presidencial

Como ya parece evidente, el segundo tiempo de Duque será una repetición del primero:  sin fuerza,  sin agenda,  sin trascendencia  alguna más allá de su responsabilidad en el hundimiento y dispersión del Centro Democrático.

En ese orden de ideas una persona medianamente estudiada como Duque debe tener claro que después del 7 de agosto de 2022,  él no despertará más que vergüenza para las bases que lo eligieron y desprecio para la oposición que se benefició con su desgobierno.

Ahora, eso de ninguna manera significa un horizonte gris y pesaroso para el presidente y su familia. 

Más allá de la opinión que de Duque pueda tener el colombiano promedio, existen unos poderosos grupos de interés a nivel mundial que saben pagar muy bien los servicios prestados a su causa.

No es un secreto que desde hace más de 50 años un poderoso entramado de intereses empresariales y políticos,  se encuentran detrás de la agenda llamada “progresista”,  de la cual hacen parte la promoción del estilo de vida homosexual  y la práctica del aborto.

Para no ir más lejos,  en el vecino país de Argentina  se difundió la noticia que entre las condiciones que impuso el Fondo Monetario Internacional  para facilitarle un préstamo de 50,000 millones de dólares, estuvo la presentación de un proyecto de ley para legalizar el aborto, que  gracias a Dios dio origen a la ola Celeste que finalmente logró hundir la iniciativa.

Además, en 2017 un artículo del Centro para el Desarrollo Global explicaba como bajo la dirección de Christine Lagarde, el FMI asumió el tema de género y derechos sexuales y reproductivos, entre los cuales se encuentra el aborto, como uno de los ejes de sus intervenciones y recomendaciones de políticas públicas. 

Y en noviembre 2018 Lagarde daba declaraciones a la BBC explicando que el próximo gran colapso mundial podría deberse a cuestiones de género, razón por la cual el Fondo Monetario Internacional dedicaría gran parte de sus esfuerzos a este tema.

De modo que tiene mucho sentido que el presidente Duque esté haciendo puntos para aspirar algún cargo internacional y recibir contratos del multimillonario lobby progresista de izquierda, como lo hace hoy su mentor, Juan Manuel Santos.

Esta podría ser además, la mejor explicación del nombramiento en la cabeza del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), de una persona sin ningún conocimiento ni experiencia en las responsabilidades de la entidad, pero a la vez muy reconocida por sus posiciones radicales a favor del aborto, la homosexualidad y del gobierno de Juan Manuel Santos.

Dirigir el ICBF había sido la aspiración de grupos que apoyaron a Duque desde la consulta de la derecha como Colombia Justa Libres, quienes le dieron la espalda a candidatos moralmente más afines como Alejandro Ordóñez, para luego recibir burlas y desprecio del equipo de Duque en la transición previa a la posesión, cuando le expresaron su aspiración burocrática.

Varios miembros del movimiento provida que conocieron personalmente a la saliente directora del Bienestar Familiar,  comentan que la experiencia de la familia Pungiluppi en la promoción de la adopción (su madre fue una de las impulsoras de la casa de adopción FANA),  hacía que tuviera algunas afinidades con el movimiento provida, las cuales a su vez la distanciaban del movimiento abortista.

Ahora los feministas y homosexualistas  más radicales tendrán el Lina Arbeláez a una campeona de su causa, al tiempo que quien la puso en el cargo, con insuperable cinismo declaró esa misma semana a los medios de comunicación que era un “presidente provida”.