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Hace 70 años se encontraron unos restos óseos bajo la Catedral de Santiago de Compostela, junto a una lápida con el nombre del obispo Teodomiro, considerado el descubridor de la tumba del apóstol Santiago. Sin embargo, un estudio posterior puso en duda que fueran sus huesos. Ahora, gracias a modernas técnicas de ADN, un equipo de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología ha podido confirmar que efectivamente se trata de los restos mortales de tan insigne personaje histórico.
Teodomiro, que falleció el 20 de octubre del año 847, tuvo una visión divina a comienzos del siglo IX que lo llevó a descubrir el sepulcro de Santiago el Mayor, dando origen a la tradición jacobea y a la posterior construcción de la Catedral que hoy conocemos. Pese a la importancia de este obispo en la historia religiosa española, algunos investigadores consideraban que se trataba solo de una figura legendaria.
El hallazgo en 1955 de una tumba con sus restos y el epitafio grabado parecían confirmar su existencia real. No obstante, en los años 80 una reevaluación de las fotografías de los huesos sugirió que en realidad pertenecían a una mujer y no a Teodomiro.
Ahora, gracias a modernos análisis de ADN, datación por radiocarbono y estudios osteoarqueológicos, los investigadores noruegos han podido despejar las dudas. Se confirma que los restos son de un único individuo, un hombre de complexión grácil y más de 45 años de edad. Todo apunta a que se trata del propio Teodomiro.
El estudio también revela detalles muy interesantes sobre sus hábitos alimenticios. Por la proporción de isótopos estables hallada, se deduce que llevaba una dieta mixta pero muy baja en proteínas animales para tratarse de un obispo. Esto encaja con las estrictas reglas monásticas de la época, que prohibían el consumo de carne.
En definitiva, este extraordinario hallazgo arqueológico no solo corrobora la existencia real de Teodomiro, también nos permite conocer mejor cómo era su vida cotidiana hace casi 1200 años. Se convierte así en el resto humano más antiguo datado hasta ahora en los alrededores de la Catedral compostelana.
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