“Shekinah”, de El Valle de la Decisión a La Morada de Dios

“Pese a ser una mujer profesional, casada y madre de tres hijos, persistían en mí una inmadurez y una cerrazón que tenían secuestrado mi libre albedrío, bloqueaban mi voluntad, y me impedían tomar las decisiones adecuadas. La primera y más importante, consistiría en cerrar todas y cada una de las puertas de mi corazón a la curiosidad y al falso conocimiento, y mirar hacia arriba, hacia la escasa luz real que aún podía percibir”.