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Stephen Lacey creció en una familia con prejuicios hacia los católicos. Sin embargo, cuando su hija Daisy fue diagnosticada con un enorme tumor cerebral a los 7 años, él acudió de rodillas a rezar frente a una iglesia católica pidiendo por su vida.
Daisy tenía fuertes dolores de cabeza desde hacía meses. Finalmente, los médicos descubrieron un tumor del tamaño de una pelota de tenis en su cerebelo. Requería una cirugía de alto riesgo de forma urgente.
Milagrosamente, la cirugía fue un éxito. Pero Daisy sufrió graves secuelas: mutismo, irritabilidad, falta de equilibrio e incapacidad para caminar o hablar. Pasó 6 meses hospitalizada. Stephen iba todos los días a rezar a la misma iglesia, entablando amistad con el párroco.
Hoy, a sus 11 años, Daisy sólo tiene una leve secuela de su enfermedad. Ella y su padre asisten a misa varias veces por semana, agradecidos por el milagro. Incluso ayudaron a su parroquia a encargar una obra de arte representando cómo la fe los salvó en medio de la tormenta.
La historia de esta familia es un testimonio vivo de que Dios escucha el clamor de un padre por su hija, y es capaz de obrar prodigios. La fe que nace en los momentos más difíciles puede transformar vidas para siempre.
Fuente: El grave tumor que convirtió a padre e hija: «Me arrodillé en la acera delante de la iglesia y recé»
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