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Artículo original escrito por Bettina Arndt.
En mayo de este año, el Departamento Federal de Salud convocó una reunión de organizaciones clave de salud masculina para pedirles que prepararan una presentación previa al presupuesto para el Tesoro, argumentando a favor de un aumento de la financiación de la salud masculina.
Nuestros principales grupos de hombres estaban todos a bordo, incluidos Men’s Sheds, Movember, Dads in Distress y Australian Men’s Health Forum. Trabajaron durante meses elaborando sus estrategias de financiación cuidadosamente analizadas.
Finalmente, el gobierno convocó a una reunión por zoom para anunciar el resultado. Los hombres se subieron a bordo con entusiasmo, esperando ver qué de su lista de deseos ganaría el apoyo presupuestal.
Llegó el momento. El portavoz del gobierno anunció sin vergüenza la decisión del gobierno laborista. Cero nuevos fondos. Ni un solo dólar qué añadir a la miseria que ya han recibido un par de organizaciones clave.
Unos meses después, cuando se anunció el presupuesto 2024-25, se supo que el gobierno había asignado más de 160 millones de dólares a la salud de las mujeres.
Eso es exactamente lo que esperaríamos del gobierno laborista antimasculino de Albanese, que ha pasado los últimos dos años impulsando leyes y regulaciones diseñadas para promover a las mujeres y dañar a los hombres. Dinero infinito para proyectos feministas, como los 4.700 millones de dólares que se acaban de anunciar para proyectos de violencia familiar y sexual que demonizan a los hombres. Se introdujeron cambios draconianos en la Ley de Derecho de Familia, que eliminaron los derechos de los niños a ser acogidos por ambos progenitores tras el divorcio, y se promulgó una nueva legislación que se encuentra actualmente en el Parlamento, que otorga más bienes familiares a las presuntas víctimas de la violencia.
Los hombres entran en la agenda del Partido Laborista solo como objetivos de la ingeniería social: atestigüé el nuevo impulso para acabar con la masculinidad tóxica con un proyecto de 3,5 millones de dólares para «combatir los estereotipos de género dañinos en línea».
Seguramente esta turba liderada por feministas podría estar considerando ahora si este ataque a los hombres podría algún día llevarlos a la ruina. Miren lo que les pasó a los demócratas. El voto masculino jugó un papel importante en la histórica victoria de Trump, con grandes cambios entre los hombres hispanos y negros, y también entre los votantes masculinos más jóvenes.
Kamala Harris parece haber fracasado en sus esfuerzos por ganar la presidencia; al menos en parte porque los hombres estadounidenses ya han tenido suficiente.
Durante los meses previos a las elecciones, los medios de comunicación estaban llenos de historias sobre el problema del hombre demócrata, ya que las encuestas revelaron lo que se promocionó ampliamente como la mayor brecha de género de la historia.
Fue muy entretenido ver el pánico cuando los demócratas se dieron cuenta de que los hombres a los que habían ignorado y denigrado durante décadas podrían robarles la oportunidad de retener el poder. No tenían ni idea de cómo lidiar con el problema. Vimos al expresidente Barack Obama burlándose de los hombres negros por no ser lo suficientemente hombres como para aceptar a una mujer como presidenta. El candidato a la vicepresidencia Tim Walz se embarcó en un bombardeo mediático diseñado para cortejar a los votantes masculinos, solo para atraer el escarnio generalizado cuando luchó por cargar su arma en una cacería de faisanes. Y los esfuerzos del esposo de Kamala Harris, Doug Emhoff, por «redefinir la masculinidad» se descarrilaron por las revelaciones de que tuvo una aventura con la niñera de sus hijos y había sido acusado de golpear a una exnovia.
Luego vino el vergonzoso anuncio político de Man Enough que denigra a los anticuados arquetipos masculinos, a los tipos con sombreros de vaquero, a los motociclistas barbudos y cosas por el estilo. La muy perspicaz editora de Newsweek, Batya Ungar-Sargon, comentó en X que el anuncio no estaba diseñado para convencer a los hombres de votar por Harris, sino para «tranquilizar a su base, las mujeres con educación universitaria, de que el Partido Demócrata es realmente suyo».
Lo sorprendente es que a pesar de que los demócratas hicieron todo lo posible para complacer a las mujeres, aquí también perdieron apoyo. Tal vez muchas mujeres estadounidenses fueron lo suficientemente sensatas como para rechazar a Kamala Harris porque consideraban ofensivo ser intimidadas para que votaran por este «traje de pantalón vacío», una candidata vacua de DEI («diversidad, equidad e inclusión») que demostró que no fue elegida por sus méritos.
Trump ha declarado la guerra a la DEI: su campaña prometió, por ejemplo, poner fin a los programas de diversidad, equidad e inclusión en las instituciones gubernamentales, utilizando fondos federales como palanca. Como dijo en su discurso de victoria de anoche: «Promesas hechas, promesas cumplidas«.
«Por lo tanto, ahora existe la posibilidad de que una administración se acerque a nuestro disfuncional gobierno federal de la misma manera que Javier Milei abordó el de Argentina desde su elección como presidente hace un año: con una motosierra», escribió el historiador Niall Fergusson en Substack.
Qué gran momento para todos nosotros en Australia que estamos desesperados por deshacernos de nuestro actual gobierno anti-masculino. Las próximas elecciones federales australianas tendrán lugar ahora a la sombra de esta rebelión de los hombres estadounidenses. Esos hombres han dado un pulgar hacia arriba a la masiva coalición de medios de comunicación dominantes y liberales desdeñosos y el establishment liberal alimentado por mil millones de dólares en fondos electorales, que están sollozando en sus lattes de soja esta mañana, quejándose de misoginia.
Necesitamos una campaña política importante, que exponga el antagonismo del Partido Laborista y de los Verdes hacia los hombres e inste a los partidos de la oposición a que finalmente den un paso al frente y demuestren que gobernarán para todos, en lugar de seguir complaciendo al lobby feminista.
La oposición federal ha prometido restaurar el apoyo a los padres en la Ley de Derecho de Familia. Hagámosles que se aferren a eso. Pero también debemos embarcarnos en una campaña para denunciar cómo los políticos han estado vendiendo a los hombres y por qué esto tiene que cambiar.
Por favor, póngase en contacto conmigo si tiene experiencia en estrategia política, buenos contactos políticos o conexiones relevantes. Tenemos que aprovechar este momento vital. Buscaré la ayuda de todos ustedes para hacer que esto suceda. ¡Debemos advertir a los hombres que el Partido Laborista y los Verdes están dispuestos a atraparlos!
Mientras tanto, en otros lugares hay amplia evidencia de que el voto masculino ya está marcando la diferencia.
«Un viento frío azotó Europa este verano. En el continente, los partidos de extrema derecha subieron triunfalmente en las elecciones de la UE, alzados no solo por las quejas de los xenófobos mayores, sino también sobre los hombros de los jóvenes», se burló The Guardian, afirmando que la derecha nacionalista está ascendiendo en las mareas de cabello engominado y zapatillas Nike.
Los jóvenes están cada vez más desencantados con la política woke de la izquierda. El artículo de The Guardian incluyó este gráfico de la encuesta Gallup que muestra la creciente brecha en la ideología política de los hombres y mujeres jóvenes.
Como describí en un artículo anterior, un aspecto clave de este desencanto parece ser la rebelión contra las políticas feministas que discriminan a los hombres. Una encuesta realizada en 32 países reveló que la mayoría de los ciudadanos del mundo, el 54%, cree que «cuando se trata de dar a las mujeres los mismos derechos que a los hombres, las cosas han ido lo suficientemente lejos en su país». Estas opiniones son especialmente fuertes entre las personas menores de 40 años, en países como China, India, Países Bajos, España, México, Chile, Argentina y Perú.
Los líderes políticos de esos países están descubriendo que desafiar las políticas feministas puede ser un ganador seguro de votos. Tomemos el caso de Argentina, donde Javier Milei obtuvo una victoria aplastante el año pasado con políticas que incluían librar una «batalla cultural» contra el socialismo y el feminismo. Se ha apegado a su palabra con un feroz ataque contra el feminismo radical en el Foro Económico Mundial en Suiza en junio pasado, acusando al feminismo de haberse convertido en una fuerza nociva porque engendra conflictos entre hombres y mujeres.
«La primera de estas nuevas batallas fue la ridícula y antinatural lucha entre el hombre y la mujer. Esta agenda del feminismo radical ha llevado a una mayor intervención estatal, obstaculizando el proceso económico. Da trabajo a burócratas que no han aportado nada a la sociedad, ya sea a través de ministerios de la mujer u organizaciones internacionales que promueven esta agenda«, acusó Milei.
Milei ha desfinanciado y disuelto su Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad y tiene un proyecto de ley ante el Senado para imponer sanciones civiles a los falsos acusadores. La vicepresidenta argentina, Victoria Villarruel, denunció recientemente que se hacen acusaciones falsas contra hombres «sin consecuencias por mentir, violar el principio de igualdad ante la ley, de inocencia y defensa, destruir los lazos de miles de familias, y los muchos padres que no pueden ver a sus hijos».
La ministra de Justicia, Cúneo Libarona, ha anunciado un proyecto de ley para abordar el problema: «Las denuncias falsas de violencia de género serán castigadas con el nuevo Código Penal. Si esta denuncia de género causó daño a las relaciones intrafamiliares, por ejemplo, el padre no pudo contactar a sus hijos menores de edad, este será otro agravante«.
A pesar de las crisis feministas y el daño político causado por los dolorosos recortes de gastos, Milei ha conservado su popularidad, lo que sugiere un apoyo mayoritario a las agendas basadas en un trato justo para hombres y mujeres.
Cualesquiera que sean las preocupaciones que uno pueda tener sobre algunas de las políticas más extremas apoyadas por estos países de «extrema derecha», sería una tontería ignorar este exitoso desafío a la ideología feminista que todavía captura a tantos países occidentales.
Fíjate en Corea del Sur, donde el 58 % de los hombres veinteañeros votaron por Yoon Suk Yeol en 2022, que se basaba en una plataforma abiertamente antifeminista. Durante su campaña presidencial de 2022, Yoon Suk Yeol enfatizó que la discriminación estructural contra las mujeres no existe en la sociedad moderna, sino que las diferencias sociales entre los sexos son el resultado de las preferencias de género.
Casi el 80% de los hombres de 20 años informan que son discriminados en Corea del Sur. El presidente sigue comprometido con su promesa de abolir el Ministerio de Igualdad de Género y ha prometido promover penas más severas para quienes hagan acusaciones falsas de conducta sexual inapropiada.
La lista de países que adoptan una postura similar es cada vez mayor:
- El Salvador: A principios de este mes, el presidente Nayib Bukele anunció que está eliminando «hasta el último rastro» de ideologías de género de las escuelas de su país.
- Mongolia: El pasado mes de diciembre, la crisis de los hombres y los niños llamó la atención de las Naciones Unidas cuando la Ministra de Relaciones Exteriores de Mongolia, Battsetseg Batmunkh, anunció la iniciativa de su gobierno «She for He» (Ella por él), destinada a abordar los desafíos que enfrentan los hombres y los niños. En Mongolia, la esperanza de vida de los hombres es nueve años más corta que la de las mujeres.
- Rumanía: Este país acaba de aprobar una ley contra la alienación parental. Esta ley ahora incluye el «distanciamiento de los padres» como una forma de abuso o negligencia infantil y los padres residentes también deberán recoger y entregar a los niños después de las visitas, en lugar de que el padre no residente tenga que proporcionar el transporte.
- Turquía: En 2021, Turquía publicó un decreto presidencial en el que anunciaba su retirada del Convenio de Estambul sobre la violencia contra las mujeres, un dispositivo de propaganda abiertamente antimasculino. Este año, el Senado de la República Checa adoptó una postura similar.
Y miren lo que está sucediendo incluso en la progresista Dinamarca, donde el Ministerio danés de Digitalización e Igualdad de Género anunció recientemente la decisión de garantizar un apoyo igualitario a las víctimas masculinas de violencia doméstica. La ministra danesa de Igualdad, Marie Bjerre, ha declarado:
«Ha llegado el momento de garantizar que los hombres maltratados y sus hijos reciban la misma ayuda que cuando una mujer pide ayuda. La igualdad es tanto para las mujeres como para los hombres».
Derribar el dominio del feminismo sobre la financiación de la violencia doméstica es clave para desafiar su poder. Y es significativo que esto esté empezando a suceder no solo en los países más conservadores.
Otros, como Australia, tienen un largo camino por recorrer. En el Reino Unido tenemos a Keir Starmer, quien en su antiguo cargo de Director de la Fiscalía Pública, trabajó incansablemente para promover el objetivo feminista de encerrar a más hombres. Ahora tiene la intención de asegurarse de que las acusaciones de violencia no probadas tengan aún más impacto en el tribunal de familia. Y su ministra del Interior, Yvette Cooper, está incluyendo la «misoginia extrema» en el programa británico contra el extremismo, convirtiendo a los adolescentes en un objetivo.
Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido y Canadá siguen siendo bastiones del poder feminista. Pero con Trump ahora en control, y teniendo el control del Senado y, muy probablemente, de la Cámara de Representantes, Estados Unidos está a punto de reiniciarse. Finalmente, aquí hay un gobierno que podría estar dispuesto a abordar el estado desesperado de tantos niños y hombres en Estados Unidos y darles nuevas esperanzas.
Ahí es donde los demócratas realmente se equivocaron. Tanto los hombres como las mujeres merecen un futuro.
Fuente: Winning against the feminist machine
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