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El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, pronunció un polémico discurso en la Universidad Ludovika de Budapest, donde advirtió a la Unión Europea que se está convirtiendo en una economía de segundo nivel.
Orbán citó un reciente informe del ex presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que encontró que el crecimiento económico de la UE ha sido «constantemente más bajo» que el de Estados Unidos en las últimas dos décadas.
Los datos respaldan el reclamo de Orbán. La Figura 1 muestra las tasas promedio de crecimiento real del PIB para Estados Unidos y los 27 estados miembros actuales de la UE entre 1996 y 2023, divididas en períodos de cuatro años. Se observa claramente que el crecimiento estadounidense supera consistentemente al europeo.
Otra forma de ilustrar esta brecha es calculando el interés ganado sobre un depósito inicial de 100 dólares en 1995, usando las tasas de crecimiento del PIB real como tasa de interés anual. Como se ve en la Figura 2, mientras que los 100 dólares crecieron a 156,52 dólares en la cuenta europea, casi se duplicaron a 199 dólares en la cuenta estadounidense.
Esta diferencia de crecimiento tiene consecuencias tangibles. Una mayor tasa de crecimiento económico real se traduce en mayores ingresos personales y poder adquisitivo para los consumidores. Esto permite a las empresas estadounidenses obtener más ganancias que sus pares europeas en mercados de tamaño similar.
Además, las mayores tasas de crecimiento vienen acompañadas de más gasto en investigación, innovación y desarrollo de productos. Mientras que Estados Unidos alberga sus propios Silicon Valley y grandes corporaciones de alta tecnología, Europa carece casi por completo de evolución tecnológica de vanguardia.
Cuando Orbán señala a Asia como centro de fortaleza económica, amplía la conversación en una dirección que hace que la UE luzca aún más como una economía de segundo nivel. Su punto es válido, especialmente con referencia a China, India, Japón y las resilientes economías del sudeste asiático.
Si bien debemos tomar las impresionantes cifras de crecimiento de China con precaución, no hay duda de que el PIB combinado y la población de China, India, Japón, Corea del Sur y el resto del sudeste asiático son lo suficientemente grandes como para desplazar permanentemente el epicentro de la economía global fuera de la región atlántica.
Si Europa se niega a escuchar la advertencia de Orbán y continúa ignorando su propio atolladero económico, solo le espera un destino: convertirse en un museo económico.
Fuente: Viktor Orbán’s ‘Memento Mori’ to Europe
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