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El cara y sello del “aborto misógino”: Margaret Sanger y Tatiana Goricheva

Escrito por Xiomy Cruz

Esta es la segunda parte de mi columna “¿En realidad le importan al sistema abortista la dignidad y los derechos de la mujer?”. Los promotores de los mal llamados derechos sexuales y reproductivos nos han dicho que la felicidad es vivir y disfrutar del placer, y no, no lo es. Las mujeres terminan siendo explotadas, con su dignidad desecha y menospreciadas.

La historia nos cuenta que el aborto nunca ha sido un derecho, pero sí una política eugenésica peligrosa, que nunca ha ayudado a la mujer y a la sociedad. Los primeros en legalizar el aborto fue la Unión Soviética en 1920, dentro de su política “Sexualidad libre”, de cuya experiencia habló en 1985 Tatiana Goricheva, filósofa, exfeminista, nacida y educada dentro de la URSS:

“Los abortos son el terrible azote de la mujer rusa de hoy que se encuentra abrumada”

La historia de su juventud, contada por ella, es reveladora: “una vida asentada en el orgullo y en el ansia de notoriedad, una vida montada en un desprecio profundo al hombre. Le hablé de mi afición a la bebida y de mi desbocada vida sexual, de mis desgraciados matrimonios, de los abortos y de mi incapacidad para amar a nadie”.

Ese era el común denominador de toda mujer rusa en la época soviética, aparte de las miles de violaciones en niñas y de mujeres en la que todo se solucionaba con un aborto como método “contraconceptivo”.

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Según los doctores rusos Stern, después de la legalización se cuadriplicó el número de abortos, reduciendo significativamente el índice de natalidad. “Para 1963, en Moscú, Leningrado y otras ciudades centrales el 80% de las mujeres embarazadas se sometían a abortos, lo que demuestra que fue utilizado como método anticonceptivo.”1

Continúa el relato: “Al cabo de un cierto número de abortos, [a las mujeres] les bastaba con una fórmula muy extendida: beberse un vaso de vodka, tomar un baño muy caliente y ponerse a dar saltos hasta expulsar el feto. Tuve que cuidar de una mujer que había sufrido veintidós abortos. En estas mujeres, los reiterados abortos debilitan los músculos del útero que corren el riesgo de perder el feto con solo andar”. 2

En EE.UU., la organización Planned Parenthood (IPPF) se fundó con el fin de exterminar a todos aquellos grupos humanos que molestaban y causaban estupor a ciertos burgueses racistas como Margaret Sanger, al estilo Nazi: los seres humanos en estado de discapacidad, de color o en condiciones de pobreza eran despreciados, y esta integrante del Ku Klux Klan tenía el plan perfecto: esterilizarlos y matar a sus bebés desde el vientre materno y así mantener el control de su población, sujeta y esclava.

*Para leer más información, haz clic en el enlace: Planned Parenthood insta a todas las mujeres negras norteamericanas a abortar

Aborto racista

De manera que, sus primeras “clínicas” se asentaron en localidades de población negra. Así que es fácil notar que la mayoría de sus abortorios están a pocos metros de comunidades hispanas, afrodescendientes o cerca de universidades.

Una de las fuertes activistas afro provida, Obianuju Ekeocha, ha denunciado las claras intenciones eugenésicas- racistas del aborto y de IPPF en mujeres negras:

3

La astucia del aborto-racismo.
Las comunidades negras están siendo atacadas por la industria del aborto. Las mujeres negras son 3 veces más propensas a abortar a sus bebés que mujeres blancas. Sin embargo, aquí hay una valla publicitaria para dar glamour al asesinato de bebés negros.
Queridas hermanas, despiértense y váyanse (…)

4

El racismo mata … sí, tienes razón.
En caso de duda, preguntemos a Planned Parenthood cuántos bebés negros abortan cada año.
Si aún tienes dudas, preguntemos cuántas de sus instalaciones de aborto están situadas a poca distancia de los vecindarios negros. (…)

Nada ha cambiado hoy, podemos ver las posiciones de ciertas personas que desprecian el derecho de la vida de las personas de bajas condiciones económicas, de personas en estado de discapacidad, porque para ellos “eso no es vida”, entonces es mejor matarlos antes que intentar darle oportunidad a la ciencia de solucionar la enfermedad y dar apoyo social- afectivo a la familia.

El problema no es el ser humano, son las condiciones; el nuevo estilo de vida perfecto para algunos es aquel sin sufrimientos, que no requiera servir a los que lo necesitan y donde todo lo que estorbe o provoque dependencia es mejor exterminarlo.

¿Qué más utilitarista decir que un ser humano va a costar dinero para sostenerlo y que entonces es mejor exterminarlo?, ¿entonces unas vidas valen más que otras por su condición física o económica? Como si la vida de muchos que parece perfecta, al observarse resulta ser todo un fracaso.

El anuncio proaborto más revelador

Y dado que la realidad del aborto es más que desgracia, lo que nos muestran los países donde lleva años legalizado, como se esperaba, es que no soluciona los problemas de pobreza ni violaciones y, en cambio, hace a la sociedad despreciativa con seres humanos en estas condiciones, que no valen la pena, deshumanizándolos. Es una cultura de descarte y muerte.

El verdadero derecho: amar y ser amadas, no ser usadas

En vez del falaz “derecho a decidir”, inculquémosle un auténtico ejercicio de la libertad a la mujer desde temprana edad, con una educación familiar, en valores, responsabilidad, templanza, respeto por los otros congéneres y que sea consciente de las consecuencias de sus actos; una educación que propenda por el respeto de su integridad, de lo valiosa que es ser mujer, que la digna maternidad es su naturaleza y que esta no se queda solo en la procreación, sino que esta intrínseca cualidad abarca toda nuestra esencia.

Las mujeres tenemos un poder muy fuerte cuando estamos sanas espiritualmente, en conexión con Dios, pues somos dadoras de vida en todo sentido, una gracia dada por ÉL; que moldea y da valor a la existencia, eso implica la característica de dar valiosas personas a la sociedad, de alentar y educar grandes hombres y mujeres, de cambiar la historia.

Porque si revisamos, ningún hombre ha sido algo o alguien si no es por una buena madre, una esposa, hermana o amiga; somos la delicadeza y fortaleza. Ya basta de esa educación sexual que se viene implementando desde hace años, que solo nos dice que se puede tener sexo con quien sea, donde sea, que solo debes protegerte y está bien porque “tú lo decides”. Lo que no es cierto, porque no te enseñan que el amor y las interacciones afectivas sexuales por fuerza mayor implican un despliegue espiritual de entrega; consciente o inconscientemente.

Estas políticas simplemente nos hacen unos esclavos consumidores de placeres, donde no solo se expone tu cuerpo a distintas enfermedades letales, sino que después de cada placer, el vacío es cada vez más grande, pues no somos solo materia, el ser humano es mucho más que su aspecto físico.

Nos han dicho que la felicidad es vivir y disfrutar del placer, y no, no lo es, debido a que usamos a las personas o nos usan. Las mujeres terminan siendo igual de utilizadas, explotadas, cosificadas, con su dignidad desecha y menospreciadas, sucias. Por más que cada día te digan que está bien, sabes que después de satisfacer el instinto animal sexual… no queda nada, y así se produce un círculo vicioso, de pareja en pareja, contrayendo enfermedades, vida desordenada, desolada, egoísta, incapaces de amar de verdad. Si el sexo desordenado fuese amor sincero, las prostitutas se sentirían las mujeres más amadas, ¿no les parece?

Podemos revisar en la historia todas aquellas valientes mujeres que trascendieron el sistema impuesto respetando la vida, amando, promulgando los buenos valores y aportando conocimientos, todo desde una recta libertad, aquellas que defendían la integridad de la familia, los derechos que en realidad eran necesarios para un desarrollo social, sin dejar de negar o dejar atrás su noble esencia, porque justamente, esa tenacidad femenina es la que les impulsó a quedar grabadas y recordadas.

Conquistamos el mundo y aportamos a una justa civilización, no pareciéndonos a los hombres, pues no somos iguales a ellos, sino que estamos a su altura con nuestra feminidad, dulzura y firmeza. Las grandes cualidades de una mujer son aquellas que les han dado a los buenos hombres inspiraciones para ser grandes.

Thomas Edison, por ejemplo, no podría haber sido grande sin la tenacidad e inteligencia de esa madre a quien no le importó lo que dijeran de su hijo; Hidelgarda, en la edad media, fue una monja considerada hoy Doctora de la Iglesia, filósofa, médica, que dio tanto desde su sencillez y amor. Y así, muchas otras bellezas femeninas que nos revelan que nuestra naturaleza no es posible negarla, que es ella la que nos da la fuerza vital para transformar y trascender en buen rumbo la historia.

Por ello, cuando se daña una mujer a través de la industria del aborto se daña todo, una sociedad con mujeres enfermas, desoladas, sin valor, sin dignidad.

La dignidad de la mujer va mucho más allá. Sé diferente en esta época donde lo políticamente correcto es seguir dogmas mercantiles placenteros y superfluos que destruyen nuestra humanidad y nuestra esencia de mujer. Si nosotras no hacemos frente y permitimos una sociedad con mujeres utilizadas como objetos, llenas de odio, resentimiento… seremos cómplices de una sociedad condenada a la decadencia.

El placer sin orden es un vicio que deforma la voluntad, es el obstáculo más grande para descubrir lo bello de amar de verdad.

-Puedes leer la primera parte de este artículo aquí: ¿En realidad le importan al sistema abortista la dignidad y los derechos de la mujer? En la cual se relaciona todo un sistema mercantilista pro ilusiones de derechos que deshumaniza a la mujer y pretende imponer una cultura de descarte y muerte.

  1. Descrito en Agustín Laje – El libro negro de la nueva izquierda, pág, 68.
  2. Lunacharski, A. La educación y la instrucción. Moscú, 1976 Citado en Stern, Libro Negro de la Nueva Izquierda. Pág, 68.

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