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Estas son algunas de sus palabras y consideraciones. Todo en el video de YouTube, aunque lo anunció en su cuenta de X:
«Uno se sorprende cuando descubre sofismas como el siguiente: “El Señor le dio las llaves a Pedro. Las llaves expresan también Poder Jurisdiccional, o contienen también Poder Jurisdiccional y Garantía de Infalibilidad”. ¿De dónde concluyen una cosa con la otra?» —se pregunta Fernando Casanova–.
Y continúa: «Y Pedro fue el primer Papa con las facultades del Papa de ahora; por lo tanto, el Papa de Roma es sucesor directo de Pedro». Y pregunta: «¿Ven? ¿Se dan cuenta?». Y concluye esa parte: «Es un sofisma. Un argumento falso con apariencia de verdadero, o sea, premisas falsas que conducen a conclusiones equivocadas».
A partir de esta conclusión, continúa buceando en las que él establece como “razones bíblicas” e “históricas”. Afirma: «Entiendo que no podemos adulterar los textos. Por ejemplo: Mateo 16, 18. Si uno se adhiere a la estructura de ese texto en su contexto, verá fácilmente que la idea que resuelve Mateo 16, 18 es la identidad de Jesús como Mesías e Hijo de Dios, y no la entidad de Pedro como jefe máximo de la Iglesia». Y concluye taxativamente: «De manera que la piedra sobre la que el Señor establece Su Iglesia es la confesión que hace Pedro en representación de los demás Apóstoles, o sea, como representante de los Doce y NO COMO SU JEFE».
¿“El problema es el Papado”?
En un trino reciente, y posterior a aquellos que hizo en un tono altisonante y con los cuales suscitó la extrañeza de muchos de sus seguidores, a cuentagotas, dijo: “El problema es el Papado”.
Cabe aquí una pregunta: ¿Realmente lo es? ¿Ese es el problema de la Iglesia Católica? ¿Al menos de la Romana, de la que anuncia separarse, irse, Fernando Casanova? Porque si nos atenemos a los dichos y a los hechos de muchos que hacen parte de la “Iglesia Católica Romana” y de su jerarquía, piensan exactamente lo mismo, y motivados por ello actúan como lo hacen, dicen lo que dicen, y pretenden reformar la Iglesia. ¿De cuál “Iglesia”, entonces, dice uno que “sale”, si piensa exactamente como su actual jerarquía lo postula?
Esto ocurre hoy, y es una verdadera tragedia, producto, precisamente, del entredicho en el que se ha puesto la autoridad Papal por parte de propios y extraños. Hay un cierto dicho, con aires de chiste e ironía, muy propio de los ambientes eclesiásticos, que dice: «En Roma hay mucha fe, porque todo el que se va para allá, allá la deja». A lo cual podemos adosar lo que sentenció la Santísima Virgen María en La Salette, Francia, catalogada por Juan Pablo II como “la reina de las profecías Marianas”: «Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del anticristo».
De cara a ello, como simples creyentes, nos preguntamos: ¿Y la promesa de indefectibilidad dada por Jesús a ese Pedro que casi inmediatamente mostró el cobre resistiéndose a Su Pasión y que unos días después, acabando de desenvainar la espada contra el piquete de soldados romanos, lo negó, asustado; el mismo que aún debería lidiar, incluso después de haber recibido el Espíritu Santo y de predicar y convertir a más de cinco mil personas, con sus escrúpulos que lo llevaron al borde de la simulación y de la herejía judaizante, por lo cual lo confrontó fuertemente Pablo, pero que finalmente llevó a dirimir la cuestión en el Primer Concilio, el de Jerusalén? La promesa dice: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré Mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella».
La Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica. Estas son sus notas definitorias. No hay más ni vendrán otras nuevas, como la cacareada “sinodalidad”. Y los escándalos no desdicen su realidad Sagrada ni su Ley Suprema: La Salvación de las Almas; ni su Misión: apacentar al rebaño del Señor y, por parte de Pedro, confirmar a los hermanos en la Fe, no en el error ni en la propia opinión o “autopercepción subjetiva”.
El mismo Papa Benedicto XVI, el día de la toma de posesión de su Cátedra como Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, ratifica su primado, esto es, el primado de Pedro en cuanto Servidor de la Verdad, del Señor, pero deja claramente delimitada su misión, es decir, su entidad, de su identidad, cuando afirma sin ambages:
“El Papa no es un soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley”.
Y lo explicita de esta manera:
7 de mayo de 2005:
Celebración eucarística y toma de posesión de la Cátedra del Obispo de Roma
Benedicto XVI (vatican.va)
No abundamos más. Cada quien, y los respectivos expertos y doctores que tiene la Santa Madre Iglesia, se adentrarán en los distintos filones que expone Fernando Casanova con respecto a su decisión. Pero la Eclesiología es mucho más compleja, y el tema del Primado y de la Autoridad Petrina da para bastante. Para nosotros los Católicos, es garantía de Unidad en la Verdad. Tal vez sea a partir de este criterio que se deba juzgar, en la instancia que corresponda, la legitimidad de tal autoridad o la de quien la ostenta. Y, como hizo Pablo, encarar con valentía la cuestión y “poner los puntos sobre las íes”.
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