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La vocación que se está perdiendo: el futuro del sacerdocio en Colombia
La Iglesia católica en Colombia ha experimentado una disminución significativa en el número de jóvenes que siguen el llamado al sacerdocio en los últimos años. Según datos de la Conferencia Episcopal, en 1990 había 5.800 seminaristas en el país, la cifra más alta registrada. Sin embargo, en 2020 solo quedaban 2.400 y para 2021 la cantidad se redujo drásticamente a 1.700. Si bien en 2022 se presentó un pequeño repunte a 1.900 seminaristas, la tendencia general sigue siendo a la baja.
¿A qué se debe esta pronunciada caída vocacional entre los jóvenes colombianos? El padre Manuel Vega, director de Ministerios Ordenados de la Conferencia Episcopal, apunta a cambios sociales y culturales. Por un lado, el tamaño promedio de las familias se ha reducido, pasando de 4-5 hijos en 1980 a solo 1-2 en la actualidad. Esto incide directamente en la cantidad de posibles candidatos al sacerdocio.
Además, la formación religiosa que reciben los jóvenes en sus hogares es cada vez menor, por lo que llegan con poca base a la hora de plantearse una vocación sacerdotal debido a que muchos abuelos instruyeron con menos espiritualidad a sus hijos.
El padre Vega también afirma que cada vez se vive menos la experiencia religiosa en la vida cristiana. Para esto pone de ejemplo los casos en los que la infidelidad entre los padres se vuelve un acto normal en el seno familiar.
Otro factor influyente es el relativismo moral de la sociedad actual. A esto se suma la percepción de que la vida religiosa es aburrida y alejada de la afectividad, lo que desmotiva a posibles candidatos. Incluso la formación impartida en los seminarios, muy centrada en contenidos académicos como la filosofía o la teología, puede resultar poco atractiva.
El Papa Francisco pidió una renovación en este sentido, priorizando la formación espiritual y el encuentro personal con Cristo sobre la erudición intelectual.
Para el Sumo Pontifice, pareciera ser mas importante que la persona tenga experiencias de encuentro con Jesús por encima del intelecto. A pesar de tener razón, no se debe despreciar los estudios teológicos pues estos son y serán la base para una predicación que conlleve al verdadero mensaje cristiano y a la unidad de los fieles.
Por otro lado, los continuos escándalos de abusos y faltas de testimonio dentro de la propia Iglesia también alejan a jóvenes creyentes que podrían plantearse el sacerdocio. La desconfianza y el temor ante nuevos casos de pederastia desalienta las vocaciones entre las nuevas generaciones.
La escasez de sacerdotes ya está pasando factura a las comunidades de fieles, con cierre de parroquias e iglesias reconvertidas en negocios en algunos países de Europa. En Colombia también se empiezan a ver los efectos, celebrando misas en salones comunales por falta de templos o alquilando locales para despachos parroquiales, como sucede en Soacha.
Para revertir esta situación, la Iglesia colombiana está implementando estrategias como los semilleros vocacionales, campamentos juveniles y un mayor acompañamiento espiritual desde edades tempranas. El objetivo es motivar y suscitar nuevas vocaciones entre las futuras generaciones, antes de que sea demasiado tarde. Como dijo el padre Hanners Díaz, formador del Seminario de Girardot:
Fuente:La vocación que se está perdiendo: el futuro del sacerdocio en Colombia
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