Varios medios de comunicación han hecho eco de la renuncia protocolaria que el Cardenal Sarah debe presentar al Papa, por haber cumplido 75 años de edad.
Nacido en Guinea y de familia animista es un converso a la fe católica, ordenado Sacerdote en 1969 a los 24 años y nombrado Arzobispo Metropolitano de Conakri, Guinea, a la edad de 34, el más joven del mundo.
Estudió Teología, Sagrada Escritura. En el año 2010 fue creado cardenal por el Papa Benedicto XVI y en 2014 nombrado Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos por el Papa Francisco.
Entre sus libros están: Se hace tarde y anochece , “Dios o nada”, “La fuerza del silencio” y su última publicación junto al Papa Benedicto XVI “Desde lo más hondo de nuestros corazones“.
“A los Padres Cardenales que están al frente de dicasterios u otros institutos permanentes de la Curia Romana y de la Ciudad del Vaticano se les ruega que, al cumplir setenta y cinco años de edad, presenten la renuncia de su oficio al Romano Pontífice, el cual proveerá, teniendo en cuenta todas las circunstancias”, se puede leer en el Código de Derecho Canónico.
Desde ya se anticipa una fuerte presión del sector más herético y “progresista” de la Iglesia, para que el Papa Francisco acepte cuanto antes su renuncia, presentándolo como promotor de un “magisterio paralelo” por representar la tradición frente al “reformismo” del Pontífice.
El portal Religión Digital asegura incluso que Francisco no se siente cómodo trabajando con él:
No critica directamente a Francisco, sino que representa un modelo alternativo de liderazgo para la Iglesia (…) es muy cuidadoso en la elección de sus palabras. No apoya los ataques al Papa, pero tampoco los impide
Incluso en edad de jubilación, Sarah representará a los tradicionalistas y conservadores de la Iglesia. Tiene una extensa red, especialmente en el mundo de habla francesa e inglesa. Allí, bastantes lo ven como el próximo Papa
Francisco pasa por alto al Cardenal y trabaja más de cerca con su adjunto, el arzobispo británico Arthur Roche, que tiende a buscar un equilibrio en la política de la Iglesia.