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El declive de la cultura occidental
La crisis de identidad está socavando los cimientos de la civilización occidental. Así lo argumenta el politólogo francés Olivier Roy en su nuevo libro «La crisis de la cultura: la política de identidad y el imperio de las normas«.
Según Roy, la cultura cumple dos funciones esenciales en la sociedad: crea hábitos y reglas implícitas que dan sentido de normalidad, y transmite un canon de obras artísticas y prácticas ritualizadas que encarnan un ideal moral. Sin embargo, en Occidente se está produciendo un proceso de «desculturización» que está afectando tanto a las culturas dominantes como a las derivadas.
Uno de los factores clave ha sido la ruptura radical con la cultura cristiana iniciada en los años 60, cuando el deseo reemplazó a la razón como base de la autonomía y la libertad. Hoy impera un ambiente moral y social profundamente individualista y narcisista, acelerado por los cambios tecnológicos que han posibilitado relaciones sociales desencarnadas [impersonales] a través de internet.
A esto se suma la crisis de «desocialización«, el debilitamiento de los lazos sociales dentro de las sociedades. Los individuos ya no están inmersos en redes de relaciones sociales reales que estructuran sus actividades. También ha contribuido el ascenso del «neoliberalismo» al privar a los segmentos de menores ingresos de una base social y territorial donde podían florecer las culturas obreras.
Pero el factor más determinante es el foco actual en la política de identidad. En lugar de construir una comunidad compartida, gran parte del discurso contemporáneo se centra en intereses muy específicos, con una carrera por encontrar pequeñas diferencias. Los practicantes más ruidosos de la política identitaria abogan cada vez más por la censura y las limitaciones a la libertad de expresión para garantizar la propia.
Esta atomización social e hiperindividualización están socavando los cimientos mismos de la cultura occidental. Sin una base de hábitos, reglas y obras artísticas compartidos que transmitan un ideal moral común, una sociedad pierde su sentido de estabilidad y normalidad.
Occidente parece estar inmerso en una crisis existencial de identidad. ¿Puede sobrevivir una civilización sin una cultura que la sostenga y le dé sentido? ¿O estamos presenciando el ocaso de siglos de predominio de la cosmovisión judeocristiana en el mundo?
Son preguntas inquietantes que el libro de Roy nos invita a reflexionar. Su aguda mirada sobre los cambios culturales recientes arroja luz sobre transformaciones sociales profundas que suelen pasar desapercibidas. Una lectura esencial para entender el presente y vislumbrar el futuro incierto que se avecina.
Fuente: Does the West still have a culture? – Mercator
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