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A los 78 años, un reconocido profesor de la Universidad de Cambridge y eminente estudioso de Cromwell es ordenado sacerdote católico. El pasado 21 de septiembre, el mundo académico fue testigo de un hecho extraordinario: John Morrill, de 78 años, catedrático de la Universidad de Cambridge y uno de los mayores expertos mundiales en Oliver Cromwell, fue ordenado sacerdote católico en la Catedral de San Juan de Norwich.
La ceremonia, oficiada por el obispo Peter Collins, congregó a 250 personas entre clero, familiares, amigos, antiguos alumnos y colegas universitarios de Morrill. «Este hombre ha escuchado en innumerables ocasiones la voz de Dios que le llamaba, y ha respondido de buen grado y con generosidad a la llamada de Jesús a lo largo de toda una vida», afirmó el obispo Collins en su homilía, destacando también el papel desempeñado por la difunta esposa de Morrill, Frances, «quien fue tu verdadera tutora en la fe católica».
Dirigiéndose a la concurrencia tras la ceremonia, el padre John Morrill declaró:
Morrill ya había reconocido anteriormente que su periplo espiritual ha estado lejos de ser llano. Educado como anglicano, describe cómo, al ingresar en la Universidad de Oxford en 1964, «mi fe vaciló». Cuando contrajo matrimonio con Frances en 1968 aún practicaba su religión, pero poco después entró en un período de «agnosticismo atormentado», calificándose a sí mismo como «paradójicamente colérico con Dios por no existir».
Mientras su esposa se mantuvo como una callada y fiel católica a lo largo de este tiempo, Morrill solía buscar consuelo hablando con el padre Geoffrey Preston, un sacerdote dominico que había oficiado su boda. «Siempre me sentía mejor después de nuestras conversaciones, pero aún era incapaz de experimentar la presencia de Dios», reflexiona Morrill.
A partir de ese momento, describe el sitio web diocesano, Morrill sintió que Dios entraba en su corazón y su fe fue restaurada. Seis meses más tarde, el 8 de diciembre de 1977, fue recibido en plena comunión con la Iglesia Católica en el St Edmund’s College de Cambridge.
Durante los siguientes 15 años, Morrill se involucró más en la vida parroquial de la localidad de Newmarket, mientras trabajaba como profesor de Historia y luego como catedrático en la cercana Universidad de Cambridge. Su papel como guía pastoral de los estudiantes, unido a su creciente participación en la comunión a los enfermos, profundizó aún más su fe.
En 1992, una conversación con el monseñor Tony Rogers solidificó esta llamada. Morrill recuerda: «Me sorprendí contándole involuntariamente que pensaba que había sido llamado a ser diácono. Me horroricé y avergoncé de mi presunción, pero él simplemente dijo: ‘esa es la otra razón por la que he venido esta noche'».
Tras tres años de formación, Morrill fue ordenado diácono en 1996. Reflexionando sobre sus 28 años de servicio, afirmó: «No tenía ni idea de lo que implicaba ser diácono, ni de cómo podría encontrar tiempo para ese servicio al mismo tiempo que ser un buen esposo y padre de nuestras cuatro hijas y un académico comprometido». Sin embargo, añade: «Resulta que Dios puede hacer con el tiempo lo que hace con los panes y los peces».
En 2007 Morrill enfrentó la pérdida de su esposa a causa de un cáncer. Reflexionando sobre la vida y muerte de Frances, señala: «Su confianza en el amor y la misericordia de Dios fue una nueva fuente de inspiración«. Si bien el obispo Michael Evans le alentó a considerar el sacerdocio tras la muerte de Frances, Morrill no sintió entonces esa llamada. Permaneció profundamente comprometido con su vocación de diácono, afirmando: «Creía y creo que es una vocación muy distinta e importante».
Cuando celebraba el vigésimo quinto aniversario de su ordenación como diácono, poco después de cumplir 75 años, Morrill comenzó a reflexionar sobre su retiro. «Apenas empezaba, por primera vez, a sentirme un poco estancado», dice. Sin embargo, en rápida sucesión ocurrieron tres significativos acontecimientos pastorales, todos relacionados con sacramentos que no podía administrar como diácono. Los describe como «tres fortísimos codazos en las costillas», reconociéndolos como llamados directos de Dios, tal como los que había recibido en 1977 y 1991.
Tras mucha oración, retiros y estudio, y con el apoyo de su director espiritual y del obispo Peter, Morrill finalmente abrazó esta última llamada al sacerdocio.
Foto: El padre John Morrill (izquierda), junto a sus cuatro hijas y el obispo Peter Collins. Imagen de rcdea.org.uk.
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