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En un nuevo despliegue de lo que muchos consideran una clara muestra de cristianofobia, el Gobierno de Pedro Sánchez decidió no asistir a dos actos de gran relevancia simbólica y religiosa: el funeral por las víctimas de la DANA en Valencia y la reapertura de la catedral de Notre Dame en París.
El Ejecutivo español ha declinado enviar representación oficial al funeral que honra la memoria de las 222 almas perdidas debido a la devastadora DANA en Valencia. La ausencia del presidente Pedro Sánchez y sus ministros ha generado una ola de críticas, especialmente en un contexto donde también se ha rechazado la invitación a la reapertura de la histórica catedral parisina, símbolo del patrimonio cristiano europeo, tras el incendio que la afectó en 2019.
El Gobierno de Sánchez ha justificado su ausencia alegando compromisos de agenda. Sin embargo, esta excusa suena vacía cuando se compara con la presencia confirmada de los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, quienes han priorizado acompañar a los familiares y a los afectados en este momento de duelo en Valencia.
El día en cuestión, el presidente Sánchez se ha refugiado en actividades en La Moncloa, presidiendo el Comité de Crisis sobre los efectos de la DANA, manteniendo una reunión con el CEO de CATL, Zen Yuqun, y otro encuentro con Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Internacional. Esta agenda parece diseñada para evitar el enfrentamiento directo con una población que ya mostró su descontento durante su visita a Paiporta, una de las áreas más afectadas por la catástrofe.
Notablemente, ministros como Margarita Robles y Fernando Grande-Marlaska, a pesar de haber estado en el terreno en días anteriores, no estarán presentes en este homenaje. Robles tiene un compromiso en la Comisión de Defensa del Congreso, mientras que Grande-Marlaska, con la tarde libre, también ha optado por no asistir. Las vicepresidentas Yolanda Díaz, María Jesús Montero y Sara Aagesen, todas sin actividades programadas, tampoco harán acto de presencia, reforzando la percepción de un desinterés gubernamental hacia este acto de conmemoración y respeto.
Un caso que resalta aún más esta actitud es el de Ángel Víctor Torres, presidente de Canarias, quien, aunque estará en Valencia para una reunión del Centro de Cooperación Operativo Integrado (CECOPI), ha decidido no asistir al funeral. Esto sugiere una estrategia deliberada del Gobierno de Sánchez para mantener un bajo perfil en eventos que podrían ser políticamente incómodos o que revelen su aparente desapego hacia los valores y tradiciones religiosas de España.
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