El Journal of Political Economy acaba de publicar el estudio «Religión y depresión en adolescentes», realizado por Jane Cooley Fruehwirth, profesora de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), junto con Sriya Iyer (Universidad de Cambridge) y Anwen Zhang (Universidad de Glasgow), sobre los datos de la Encuesta Nacional Longitudinal de Salud de Jóvenes y Adultos.
El estudio tuvo en cuenta la importancia que las personas le dan a la religión, la frecuencia con que rezan y la asistencia a ritos religiosos.
La investigación se enfocó en aquellos adolescentes que hacia el final del bachillerato se hacían más religiosos, influenciados por amigos o familiares, sin cambiar el resto de sus condiciones sociales como barrio, familia, etc., para así aislar el impacto de la religión frente al resto de condiciones sociales.
El estudio encontró que cuando aumentaba notablemente la religiosidad de un adolescente, por ejemplo, que nunca iba a misa y comienza a ir una vez a la semana, los riesgos de tener depresión grave o moderada bajan 11 puntos.
La investigadora principal además señaló que el efecto positivo era un 60% más fuerte en aquellas personas que tenían síntomas severos de depresión, los cuales son más difíciles de tratar.
Desde ese punto de vista, la religión parece ser más eficaz que la terapia cognitiva en personas que tienen los tipos de depresión más grave.
Ayuda especialmente en casos de enfermedad o de suicidio de un conocido
El estudio también encontró que aquellos adolescentes que tienen redes de apoyo débiles en su casa y en la escuela, encuentran un mayor apoyo en la religión en situaciones que suelen disparar la depresión, como cuando se padece una enfermedad física o se suicida una persona cercana.
Otro dato interesante es que ese efecto positivo de la práctica religiosa no se encuentra en otro tipo de actividades saludables como participar en grupos escolares o practicar deportes.
Antidepresivos sólo tienen un 20% de efectividad en los jóvenes
Estos hallazgos son especialmente relevantes debido a que, según estudios clínicos, sólo uno de cada cinco adolescentes afectados por depresión, logra los efectos esperados con el uso de antidepresivos.
De acuerdo con Jane Cooley, a medida que crece la evidencia de una relación positiva entre religión y salud mental, los psiquiatras se ven cada vez más interesados para investigar en este campo.