Familia

30% de mujeres menores de 25 se identifican como LGTB: el “rayo homosexualizador” está imparable

mujeres bisexuales y lesbianas
Escrito por Redacción R+F

Un artículo del New York Magazine que analiza la diferencia demográfica entre los simpatizantes de Trump y de Biden contiene una observación impresionante:

Ni las transformaciones sociales en materia de roles de género tradicionales, ni las consecuencias culturales que siguen como consecuencias están cerca de terminar. Como Rebecca Traister ha señalado de forma incisiva, la prevalencia creciente de la soltería entre la actual generación de mujeres en Estados Unidos, es una de las fuerzas más poderosas de la política contemporánea.

En 2009, por primera vez en la historia, había más mujeres solteras en Estados Unidos que casadas.

Y hoy, las mujeres jóvenes en los EE. UU. no sólo son solteras, sino que parecen menos interesadas que nunca en la heterosexualidad: según una encuesta privada compartida con Intelligencer por el científico de datos demócrata David Shor, aproximadamente el 30 por ciento de las mujeres estadounidenses menores de 25 años se identifican como LGBT; para las mujeres mayores de 60 años, esa cifra es inferior al 5 por ciento.

LGTB
Tomada de https://nymag.com/

El comentarista conservador Rod Dreher señala que este es el resultado de una sociedad anti-natalista.

Al fin y al cabo la tasa de fertilidad de EE.UU. está en el mínimo nivel de los últimos 35 años, y nada parece indicar que va a aumentar. “Y además, nos hemos convertido en una sociedad que ya no valora a la familia natural. Vemos desintegración en todas partes”, dice Dreher.

Es un signo de una cultura profundamente decadente, es decir, una cultura que carece de los medios para sobrevivir. Lo más importante que puede hacer una generación es producir la próxima generación. Sin familias, sin hijos, sin futuro.

– Rod Dreher

Dreher recuerda que en 1947, Carle C. Zimmerman, entonces director del departamento de sociología de Harvard, escribió un libro titulado Family And Civilization.

Zimmerman no era un hombre religioso; sólo le interesaban los valores culturales que permitían que las civilizaciones prosperaran y los que provocaban el colapso de las civilizaciones.

Su tesis general es que los sistemas familiares determinan la fuerza y ​​la resistencia de una civilización.

Al respecto Zimmerman escribió:

Ahora queda poco de la familia o del código moral para mantener unida a esta familia. La humanidad no sólo se ha comida la cosecha, sino también la semilla para la próxima siembra.

…Bajo cualquier supuesto, las implicaciones serán de gran alcance para el futuro no solo de la familia sino también de nuestra civilización. La cuestión ya no es moral; es social. Ya no es familista; es cultural. La misma continuación de nuestra cultura parece estar inextricablemente asociada con este nihilismo en el comportamiento familiar.

Y más adelante:

Lo único que parece seguro es que nos encontramos nuevamente en uno de esos períodos de decadencia familiar en los que la civilización sufre desde adentro por su falta de convicción en las fuerzas que la hacen funcionar.

El problema ya ha existido antes. La naturaleza básica de esta enfermedad se ha diagnosticado anteriormente. Después de algunos siglos, se ha aplicado el remedio necesario. Lo que se hará ahora es cuestión de conjeturas. Es posible que hagamos un mejor trabajo que antes; podemos hacer uno peor.

Por otra parte, a principios de este año David Brooks escribió un gran artículo para The Atlantic en el que señaló que atravesamos el cambio más rápido en la historia de la humanidad en relación con la estructura de la familia:

Eli Finkel, psicólogo y estudioso del matrimonio en la Northwestern University, ha argumentado que desde la década de 1960, la cultura familiar dominante ha sido el “matrimonio autoexpresivo”.

“Los estadounidenses”, ha escrito, “ahora buscan cada vez más el matrimonio para el autodescubrimiento, la autoestima y el crecimiento personal”.

El matrimonio, según las sociólogas Kathryn Edin y Maria Kefalas, “ya ​​no se trata principalmente de tener hijos y criar hijos. Ahora el matrimonio se trata principalmente de la realización de un adulto”.

Dreher explica que el sexo también es visto como una cuestión de “realización individual”, y lo que es más, como algo que pertenece exclusivamente al ámbito de la realización individual.

Efectivamente, para los jóvenes de hoy cada vez es más difícil ver la conexión que existe entre el sexo, la familia y un propósito mayor.

En el ensayo de Dreher titiulado “Sexo después del cristianismo“, señaló como Zimmerman, al enumerar los signos de una civilización moribunda, menciona un declive en la formación de familias y un aumento en la homosexualidad.

Debe hacerse la salvedad, sin embargo, que es demasiado simplista afirmar sin más que “la homosexualidad derribó Roma”.

El escritor es consciente de que la homosexualidad no significaba lo mismo en esas sociedades que en la nuestra.

Lo relevante es que una mayor tolerancia y aceptación hacia la homosexualidad, indica el colapso de la convicción que esas sociedades tenían en que formar familias para dar lugar a la próxima generación, era su propósito fundamental; y que las demás estructuras y normas deberían armonizarse con esa misión.

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