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¿El fin del Estado de bienestar? La codicia como impulsora de la crisis…
Nos han cambiado el paradigma económico sin que nos diéramos cuenta, como peces distraídos en una pecera. Ya no se trata sólo de teorías abstractas, sino de modelos que impactan directamente nuestras vidas. Y este cambio de «alimento» ideológico ha permitido a las sociedades modernas avanzar inconscientemente hacia su propio final, centradas en el consumismo y la ilusión de un «Estado de bienestar» que en realidad está al borde del colapso.
Se trata de un modelo económico agotado, quebrado, que nos lleva a la ruina como país y como sociedad. Las economías «avanzadas» se asfixian bajo el peso de los intereses de la deuda pública, cuya espiral de crecimiento es insostenible. Nuestros gobiernos no sólo dilapidan el dinero de los contribuyentes, fruto de nuestro trabajo, sino que hipotecan el futuro de las próximas generaciones, endeudando peligrosamente los países muy por encima de sus posibilidades reales.
Mientras los políticos entretienen a la población con planes para lograr un «crecimiento sostenible», contener la inflación o reducir el desempleo, lo cierto es que en los últimos 40 años la deuda pública se ha más que triplicado, superando el 100% del Producto Interno Bruto en la mayoría de las economías «avanzadas». Una situación que llevaría a la quiebra a cualquier empresa o familia.
Y el motor de todo este desastre es la codicia, el afán desmedido de acumular riqueza que se ha convertido en un «derecho» intocable en nuestras sociedades. Cuando la codicia individual se vuelve norma social, la comunidad está perdida.
Es desolador comprobar cómo desde la escuela secundaria y hasta las facultades de economía se adoctrina a los jóvenes con modelos alejados de los verdaderos orígenes y objetivos de esta ciencia, preparándolos inconscientemente para la autodestrucción colectiva.
Queda en nuestras manos revertir esta situación, recuperando los valores éticos que deben guiar las decisiones económicas para construir un futuro sostenible para todos.
Fuente: El fin del Estado del bienestar
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