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Los fiscales en Suiza han prohibido el uso de una “máquina de suicidio”, apenas unas semanas antes de que se utilizara por primera vez. El mes pasado, según los informes, el uso de la “máquina de suicidio”, también conocida como cápsula “Sarco”, fue impedido por los fiscales en Suiza, quienes estaban preocupados no solo por la legalidad de su uso en el país, sino también por los posibles problemas éticos en torno a su implementación.
La llamada “Tesla de la eutanasia” fue creada por el Dr. Philip Nitschke, un defensor australiano de la eutanasia y ex médico al que los medios han apodado “Dr. Muerte” y “el Elon Musk del suicidio asistido”. Nitschke diseñó el Sarco para permitir que las personas terminen con sus vidas presionando un botón.
Al describir la forma real de morir, Nitschke dijo: “La cápsula está sentada en un equipo que inundará el interior con nitrógeno, reduciendo rápidamente el nivel de oxígeno del 21% al 1% en unos 30 segundos. La persona se sentirá un poco desorientada y puede sentirse ligeramente eufórica antes de perder el conocimiento. La muerte se produce por hipoxia e hipocapnia, privación de oxígeno y dióxido de carbono, respectivamente”.
¿Por qué se prohibió la ‘máquina de suicidio’?
La introducción de la cápsula Sarco en Suiza se ha encontrado con una oposición significativa. El fiscal público, Peter Sticher, ha resaltado varias preocupaciones críticas con respecto a la legalidad del dispositivo y la mecánica de su funcionamiento. En una carta obtenida por los medios suizos, Sticher dijo: «No hay información confiable sobre el método para matar. No está nada claro quién tiene el control sobre qué proceso mecánico durante el proceso de muerte«.
El argumento legal gira en torno a la sección 115 del código penal local, que aborda el suicidio asistido y los posibles cargos por inducirlo o ayudarlo egoístamente. Los fiscales argumentan que determinar la responsabilidad por la eutanasia con la cápsula Sarco es imposible, lo que lleva a su prohibición. Sticher advirtió de «graves consecuencias» para Nitschke, enfatizando las complejidades legales y éticas que rodean al dispositivo.
James Mildred, Director de Participación de Investigación de Acción Cristiana, Investigación y Educación (CARE), dijo:
“El dispositivo de Philip Nitschke ha sido condenado por una amplia gama de comentaristas. Mucha gente siente que trivializa e incluso glamuriza el suicidio. Creemos que el suicidio es una tragedia que las buenas sociedades buscan prevenir en todas las circunstancias. Hay formas éticas de ayudar a los seres humanos que no implican la destrucción de la vida”.
Dr. Philip Nitschke
En 1996, Nitschke administró la primera inyección letal voluntaria legal del mundo bajo la Ley de Derechos de los Enfermos Terminales, de corta duración, en el Territorio del Norte de Australia. Nitschke enfrentó desafíos legales, incluida la suspensión de su licencia médica en 2014, lo que lo llevó a quemar su certificado en señal de protesta.
Nitschke aboga por la eutanasia y el suicidio asistido como un derecho para «todos los adultos racionales».
La portavoz de Derecho a la Vida Reino Unido, Catherine Robinson, dijo: “La máquina de suicidio de Nitschke no solo es un concepto horrendo, sino que está quedando cada vez más claro cuán poco realistas son las salvaguardas para aquellos que podrían intentar usar el dispositivo en el futuro. Este proceso aparentemente totalmente automatizado es un desastre esperando suceder. En lugar del suicidio asistido, deberíamos centrarnos en brindar apoyo y atención a aquellos en situaciones angustiantes. Toda vida es preciosa y merece protección».
Fuente: Controversial suicide machine dubbed the “Tesla of euthanasia” banned in Switzerland
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