Espiritual

Oración Familiar y Personal Lunes 4 de mayo

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IV Semana de Pascua (entrega 46)

 Lunes 5 de mayo de 2020

 

  1. + Señal de la cruz.

 

  1. Ven, Espíritu Creador. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y nuestro guía, para que evitemos todo mal. Por ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también; Creamos en ti, su Espíritu, por los siglos de los siglos.

 

  1. En presencia de Dios, pedimos perdón:
  • Tú que eres nuestro Buen Pastor resucitado: Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
  • Tú que nos das la Vida en abundancia: Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
  • Tú que nos congregas en un solo rebaño: Señor, ten piedad. Señor, ten piedad

 

  1. Proclamamos el evangelio de Jesucristo según san Juan 10,11-18

Catequesis para mayores de 12 años

En la historia de la Iglesia, nadie escribió tan bella y teologalmente sobre el buen Pastor como lo hizo San Agustín.

En este lunes, vamos a compartir uno de sus sermones donde él se presenta como obispo-pastor para el bien de su rebaño.

“Desde que se me impuso sobre mis hombros esta carga, de tanta responsabilidad, me preocupa la cuestión del honor que ella implica. Lo más temible en este cargo es el peligro de complacernos más en su aspecto honorífico que en la utilidad que reporta a vuestra salvación. Mas, si por un lado me aterroriza lo que soy para vosotros, por otro me consuela lo que soy con vosotros. Soy obispo para vosotros, soy cristiano con vosotros. La condición de obispo connota una obligación, la de cristiano un don; la primera comporta un peligro, la segunda una salvación.

Nuestra actividad de obispo es como un mar agitado y tempestuoso, pero, al recordar de quién es la sangre con que hemos sido redimidos, este pensamiento nos hace entrar en puerto seguro y tranquilo; si el cumplimiento de los deberes propios de nuestro ministerio significa un trabajo y un esfuerzo, el don de ser cristianos, que compartimos con vosotros, representa nuestro descanso. Por lo tanto, si hallo más gusto en el hecho de haber sido comprado con vosotros que en el de haber sido puesto como jefe espiritual para vosotros, entonces seré más plenamente vuestro servidor, tal como manda el Señor, para no ser ingrato al precio que se ha pagado para que pudiera ser siervo como vosotros. Debo amar al Redentor, pues sé que dijo a Pedro: Pedro, ¿me amas? Pastorea mis ovejas. Y esto por tres veces consecutivas. Se le preguntaba sobre el amor, y se le imponía una labor; porque cuanto mayor es el amor, tanto menor es la labor.

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Si dijera que le pago con el hecho de pastorear sus ovejas, olvidaría que esto lo hago no yo, sino la gracia de Dios conmigo. ¿Cómo voy a pagarle, si todo lo que hay en mí proviene de él como de su causa primera? Y, sin embargo, a pesar de que amamos y pastoreamos sus ovejas por don gratuito suyo, esperamos una recompensa. ¿Qué explicación tiene esto? ¿Cómo concuerdan estas dos cosas: «Amo gratuitamente para pastorear», y: «Pido una recompensa para pastorear»? Esto no tendría sentido, en modo alguno podríamos esperar una retribución de aquel a quien amamos por su don gratuito, si no fuera porque la retribución se identifica con aquel mismo que es amado. Porque, si pastoreando sus ovejas le pagáramos el beneficio de la redención, ¿cómo le pagaríamos el habernos hecho pastores? En efecto, los malos pastores –quiera Dios que nunca lo seamos– lo son por la maldad inherente a nuestra condición humana; en cambio, los buenos –quiera Dios que siempre lo seamos– son tales por la gracia de Dios, sin la cual no lo serían. Por lo tanto, hermanos míos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Haced que nuestro ministerio sea provechoso. Vosotros sois campo de Dios. Recibid al que, con su actuación exterior, planta y riega, y que da, al mismo tiempo, desde dentro, el crecimiento. Ayudadnos con vuestras oraciones y vuestra obediencia, de manera que hallemos más satisfacción en seros de provecho que en presidiros.”

San Agustín nos ha transmitido la esencia de su labor como obispo siguiendo las huellas del buen Pastor. Además del enriquecedor mensaje contenido este texto, que tal vez debamos volver a leerlo para no pasar nada por alto, podemos ahora aplicar estas palabras a nuestras vidas. Es cierto que no somos obispos, somos cristianos por el bautismo, pero el Señor nos confía diversas misiones para ser buenos pastores según el modelo de Jesucristo.

Ser padre o madre de familia, es un modo eminente de pastorear a los hijos de Dios. Tenemos unas ovejitas que conducir a los pastos eternos, son los hijos que el Señor nos confía para que alcancen el Cielo. Ser padres, como participación de la paternidad Divina, conlleva un inmenso honor y una generosa respuesta a esta gran misión.

Ser pastores, también significa tener a otros a cargo de uno, conducir una comunidad, pequeña o grande. La función del pastor es gobernar desde el amor y con inteligencia para el bien natural y sobrenatural de aquellos que debemos guiar.

En todo caso, como padres de familia o responsables de una comunidad de personas, podríamos preguntarnos con San Agustín: “¿cómo le pagaríamos el habernos hecho pastores?” Es un don gratuito y de confianza, que conlleva el desafío de poder responder según el querer de Dios. Somos parte del Rebaño en cuanto bautizados, y a la vez tenemos una misión de pastorear siendo una ayuda para su perfección humana y cristiana.

Para saber si somos buenos Pastores al modo de Cristo, debemos respondernos: ¿Doy mi vida por quienes me han sido confiados? ¿Lo que hago, parte desde el amor o desde algún otro interés egoísta? ¿Busco más el privilegio personal que el servicio generoso? ¿Huyo o desaparezco ante las dificultades?  ¿Mi satisfacción está en presidir y mandar o está en hacer el bien a los otros? ¿Busco y cuido a otros que no son mis preferidos? ¿Conozco a los míos y me preocupo por ellos? ¿Mis ovejas me conocen y me aman? ¿Asumo la responsabilidad de la paternidad espiritual como un buen Pastor?

Oración: “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra las perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.”

Catequesis para menores de 12 años

  • Se proclama el evangelio y se ayuda a los niños a recomponer el relato, buscando los detalles.
  • Se explica desde las ideas centrales de la catequesis de adultos (el texto anterior)
  • Reflexionamos las palabras: “Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.”
  • En silencio meditamos con el corazón el significado de estas palabras y las compartimos.

Oración: Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Hasta que alcance los brazos de Jesús, María y José.

 

  1. Cada uno de la familia dice una acción de gracias. Dios Padre, te damos gracias por

.

  1. Ahora, cada uno hace una petición. Dios misericordioso, te pedimos por

.

  1. Presentación de las ofrendas. En la Pascua, Jesús se ofrece como cordero sacrificado al Padre por nosotros. Ahora nosotros, unidos a Cristo, también podemos hacernos Eucaristía. En este momento, cada uno de la familia, dice cuál es la ofrenda que le presenta a Dios. Ejemplos: ayudar en la cocina o con la limpieza, estudiar, no molestar, rezar alguna oración, llamara a alguien para saludarlo, hacer un pequeño sacrificio, servir a un hermano o cónyuge, etc..

 

  1. Oramos como Jesús nos enseñó: Padre nuestro…

 

  1. Nos damos la Paz del Señor, como gesto de amor.

 

  1. Oramos a nuestra Madre: Dios te salve María…

 

  1. Comunión espiritual: Creo, Jesús mío, que estás en el Santísimo Sacramento; te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. (breve silencio). Y ahora, como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno todo a Ti. No permitas, Señor, que jamás me separe de ti.

 

  1. Oremos: Dios todopoderoso y eterno, condúcenos hacia los gozos celestiales, para que tu rebaño, a pesar de su debilidad, llegue a la gloria que le alcanzó la fortaleza Jesucristo, su pastor. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Sagrada Familia de Nazaret: Ruega por nosotros.

 

  1. Los padres se bendicen entre ellos y bendicen a los hijos, haciendo una cruz en la frente. Nos hacemos la Señal de la cruz diciendo: + El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Amen.

 

Sugerencias:

 

  1. Orar especialmente por aquellos que el Señor ha puesto en mi vida para guiarlos en la fe y en la vida.
  2. Escuchar: El Señor es mi Pastor – Hermana Glenda. https://www.youtube.com/watch?v=_LggIT0AT9Y
  3. Hay 25 películas cristianas para ver, muy buenas. Están en YouTube https://www.razonmasfe.com/actualidad/25-peliculas-catolicas-en-youtube-para-ver-durante-la-cuarentena/

 

 TIEMPO PARA ORAR

Tenemos la gracia de vivir un tiempo personal y familiar para recorrer un camino espiritual y glorificar el Santo Nombre de Dios en este Tiempo Pascual.

Ante la cuarentena que se está extendiendo, es una gran oportunidad que tenemos para dedicarle tiempo a nuestra alma, a nuestra familia y a Dios. Es un tiempo para que nuestra casa deje de ser un lugar de encierro para transformarla en un templo de oración. Por ello les ofrecemos esta guía de oración personal y familiar,[1] realizada por un sacerdote de Fasta, para las Familias peregrinas que buscan habitar en Dios.

Para hacer Oración Familiar, dejamos todos previsto: apagamos los celulares y la pantalla, sin prisa por la comida, generamos un ambiente de silencio, etc. De este modo seremos una Iglesia en nuestro hogar. Se reúne la familia en una sala de la casa en torno una mesa, cubierta con un mantel blanco, colocamos un crucifijo, una imagen de la Sagrada Familia o de la Virgen María, y en el centro la Biblia junto a una vela encendida. Los padres, o uno de ellos, son los responsables de guiar a los hijos en este momento de oración para entrar en alabanza y diálogo con Dios.      

[email protected]

Instagram: familiasperegrinas.fe

 

[1] Las fuentes son: Diversos comentarios bíblicos de La Biblia, homilías de los Papas, Padres de la Iglesia, Catecismo de la Iglesia Católica, vatican.va, fraynelson.com, catholic.net, ewtn.com, aciprensa.com, vaticannews.va, entre otros.

 

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