Los católicos dedicamos este día a meditar la agonía de la Virgen María, quien anticipaba en su corazón el sufrimiento por la Pasión y Muerte de su Hijo, incluyendo en la liturgia de la Misa de este día, por ejemplo, la secuencia del Stabat Mater.
En distintas ciudades hispánicas se realiza una procesión a esta especial advocación a Nuestra Señora.
Este video lo realizó la Cofradía del Amparo de Murcia (España), para anunciar sus celebraciones de la Semana Mayor:
???? #SoyDelAmparo ????#Murcia es la gente que amas, las tradiciones que están vivas y la ciudad que siempre te acoge.
Llega el #ViernesDeDolores, ¡todo está listo!
Después de la eterna espera, el Amparo sale a la calle.#SSantaMurcia????️ (1/2) pic.twitter.com/HVPObDKo6w— Cofradía del Amparo (@cofradia_amparo) 7 de abril de 2019
Mientras que en la tradición mexicana en honor a la Virgen de los Dolores se ofrecen aguas (refrescos) de colores con semillas de chía o nieve para representar sus lágrimas, y se le obsequian manteles y flores blancas y naranjas que representan la pureza y la aflicción, acompañadas de velas.
Así se vivió el #DíaDeLasFlores en Guanajuato, la ciudad colonial más hermosa de México.
????????????????????#ViernesDeDolores#GuanajuatoEsMejor pic.twitter.com/OP8NM11dOZ— Gobierno Municipal Guanajuato (@GuanajuatoGob) 23 de marzo de 2018
La oración Stabat Mater reproduce la tercera de las siete palabras de Cristo en la Cruz, cuando se dirige a Juan y le entrega a María como madre suya y de todos los cristianos: “Mujer, aquí tienes a tu hijo … Aquí tienes a tu madre”, (Juan, 19: 26-27).
Esta es la obra Stabat Mater Dolorosa del famoso compositor barroco italiano Giovanni Battista Pergolesi (1710 – 1736), acompañadas de diversas pinturas con temáticas de la Semana Santa.
Esta es la oración Stabat Mater traducida del latín por Lope de Vega:
- La Madre piadosa parada
- junto a la cruz y lloraba
- mientras el Hijo pendía.
- Cuya alma, triste y llorosa,
- traspasada y dolorosa,
- fiero cuchillo tenía.
- ¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
- se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
- Cuando triste contemplaba
- y dolorosa miraba
- del Hijo amado la pena.
- Y ¿cuál hombre no llorara,
- si a la Madre contemplara
- de Cristo, en tanto dolor?
- Y ¿quién no se entristeciera,
- Madre piadosa, si os viera
- sujeta a tanto rigor?
- Por los pecados del mundo,
- vio a Jesús en tan profundo
- tormento la dulce Madre.
- Vio morir al Hijo amado,
- que rindió desamparado
- el espíritu a su Padre.
- ¡Oh dulce fuente de amor!,
- hazme sentir tu dolor
- para que llore contigo.
- Y que, por mi Cristo amado,
- mi corazón abrasado
- más viva en él que conmigo.
- Y, porque a amarle me anime,
- en mi corazón imprime
- las llagas que tuvo en sí.
- Y de tu Hijo, Señora,
- divide conmigo ahora
- las que padeció por mí.
- Hazme contigo llorar
- y de veras lastimar
- de sus penas mientras vivo.
- Porque acompañar deseo
- en la cruz, donde le veo,
- tu corazón compasivo.
- ¡Virgen de vírgenes santas!,
- llore ya con ansias tantas,
- que el llanto dulce me sea.
- Porque su pasión y muerte
- tenga en mi alma, de suerte
- que siempre sus penas vea.
- Haz que su cruz me enamore
- y que en ella viva y more
- de mi fe y amor indicio.
- Porque me inflame y encienda,
- y contigo me defienda
- en el día del juicio.
- Haz que me ampare la muerte
- de Cristo, cuando en tan fuerte
- trance vida y alma estén.
- Porque, cuando quede en calma
- el cuerpo, vaya mi alma
- a su eterna gloria.
- Amén.