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La Misa Tradicional, “Tridentina” o “Vetus Ordo”, tan fustigada y perseguida hoy, hasta el punto de que so pretexto de ‘custodiar la Tradición’ la han reprimido, la han prohibido casi totalmente y la han suprimido de las parroquias en donde se estaba celebrando dignamente y con cada vez mayor asistencia luego del Motu Proprio «Summorum Pontificum» de S.S. Benedicto XVI.
A esta forma de celebración, luego de la introducción del “Novus Ordo”, la han atacado y vituperado de muchas maneras, infortunada y lamentablemente, personas mismas de la Iglesia, incluso –y particularmente– consagradas, con afirmaciones dichas de manera peyorativa, como: “nadie la entendía”, “de espaldas al pueblo”, “no había participación”, “ritualismo”, etc.
Pues bien, en esta forma Litúrgica de la Santa Misa hay una gran riqueza de la que podrás participar y beneficiarte el día que asistas a una. Y diez cosas que no verás durante su celebración. Las hemos tomado de una publicación en Facebook. Son las siguientes:
1. Monaguillas.
Busca todo lo que quieras, no las encontrarás. Mientras que la justificación para esta innovación moderna viene del Derecho Canónico de 1983 y una clarificación de Roma en 1994, el Rito tradicional (utilizando los libros y normas litúrgicos de 1962) no las permite.
2. Lectores laicos.
Sólo el sacerdote, en una misa rezada, o el diácono y subdiácono, en misa solemne, puede leer la Epístola y el Evangelio, en tanto que esta función es, por supuesto, una función litúrgica. De hecho, previo a su eliminación por Paulo VI en 1972, las órdenes menores incluyeron aquella de lector para este fin particular.
3. Ministros Extraordinarios de la Santa Comunión. O como erróneamente se les llama algunas veces, ministros Eucarísticos.
En ninguna parte del Rito Romano tradicional encontrarás ejércitos de laicos, a menudo mujeres, asaltando el santuario en ropa secular para asistir en la distribución de la Santa Comunión. Cuando asistes a la Misa Tradicional recibirás a Nuestro Señor Eucaristía únicamente de las manos consagradas de un sacerdote.
4. Comunión en la mano.
En la Misa en Latín los fieles reciben la Comunión, igual a como lo han hecho todos los católicos occidentales desde el primer milenio: de rodillas y en la boca. Esto es, por supuesto, un medio por el cual la Iglesia demuestra su reverencia por la Eucaristía y nuestra firme creencia en la Presencia Real. También es una manera de protegerse contra la profanación del Sacramento.
5. La Misa ofrecida de frente al pueblo
«Versus populum». Esto no pasa en la Misa en Latín. Muy parecido al piloto de un avión o al conductor de un automóvil, el sacerdote mira en la misma dirección que nosotros durante la misa, ad Orientem.
Recuerden: el Santo Sacrificio es un acto dirigido a Dios, y no un simple servicio o una conversación entre amigos.
6. Música moderna
La música de Oregon Catholic Press (O.C.P.), Marty Haugen y David Haas, aquellos himnos folklóricos banales de los años 70’s y 80´s, canciones de Plegarias y Alabanzas Protestantes; todos estos están fuera de la Misa Tradicional en Latín. En el rito antiguo tendrás que “acostumbrarte” incluso al sacro silencio de la misa rezada, o a los Propios cantados, canto gregoriano, o incluso, si tienes la bendición, a Palestrina, Mozart, y Bach en una Misa solemne.
7. Permanecer sentado
Así como permanecerás quieto por momentos en la Misa, hay tres distintas ocasiones en las que te arrodillas, en vez de permanecer sentado, en la misa tradicional: durante el Credo (en la profesión de la Encarnación… “et incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine et homo factus est…”, para recibir la Santa Comunión y para la bendición final al terminar la misa (seguida de Ita Missa est).
8. Improvisación
En la Misa Tradicional no estarás sujeto a la personalidad del celebrante, intentos de hacer chistes, o preferencias personales. Las rúbricas del viejo Rito son precisas, algunas pueden parecer rígidas, y por una buena razón. El Rito exige obediencia y fidelidad. Nos ha sido dado, tanto al sacerdote como a los fieles, y más bien nos forma a nosotros en lugar de ser formado por nosotros.
9. El Saludo de la Paz
En el viejo Rito no hay interrupción en la Misa para saludar o felicitar al vecino de la banca de atrás y a su familia. Nada en este momento robará tu atención lejos del altar.
Estamos todos juntos, avanzando en la liturgia, enfocados de manera singular en Nuestro Señor Eucaristía.
10. Lo Vernáculo
Tal vez este debería ser obvio, pero requiere aún ser mencionado.
El lenguaje litúrgico del Rito Romano habrá de escucharse de hecho en la Misa ofrecida en la forma tradicional del Rito, como ha sido el caso desde el siglo tercero.
Por supuesto, la homilía, se dará a los fieles en su idioma.
Muchos católicos, incluso sacerdotes, que no están familiarizados con el Rito Tradicional no saben de esto y lo asumen de otra manera.
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