Espiritual Fe

Adviento. Tiempo litúrgico de preparación, penitencia y espera.

Las primeras comunidades cristianas fueron organizando sus vidas en torno al gran acontecimiento de la Resurrección del Señor y el recuerdo de su triunfo sobre la muerte y el pecado los llenaba de esperanza y les alentaba para perseverar en la fe y en la esperanza para alcanzar la vida eterna. Se hace entonces perentorio celebrar el día domingo como el día del Señor y abrir así la semana encomendando cada día a la protección celestial.

A este gran día se fueron sumando otros momentos de gracia y misericordia como Pentecostés. De la celebración en la Roma pagana del natalis Solis invicti (nacimiento del Sol) durante el solsticio de invierno, los cristianos pasan a conmemorar la navidad. Luego aparece en el horizonte el deseo de celebrar también la pasión y muerte, y así, poco a poco, se va configurando el año litúrgico con sus respectivos tiempos, solemnidades y fiestas tal como lo conocemos hoy en día. Dos mil años de historia y tradición que enriquecen, alegran y educan nuestra espiritualidad.

Hoy comenzamos el tiempo de adviento (tiempo de espera), un tiempo marcado por la penitencia y la conversión (de ahí el color morado de los ornamentos y la austeridad en las celebraciones litúrgicas). Esperamos el nacimiento del Salvador y nos preparamos para la parusía de Nuestros Señor – su segunda venida al final de los tiempos- para juzgar a vivos y muertos.

Aprovechemos al máximo estos días para abrir nuestro corazón al nacimiento del Niño Dios a ejemplo de la Virgen y San José. Un tiempo propicio para evaluar nuestras vidas y abrazar la virtud!

Aquí una corta catequesis sobre el Adviento:

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