La historia de la vida de J.R.R. Tolkien resulta en sí misma como sacada de una obra literaria. Y es que Tolkien perdió a su padre a los 4 años y a su madre a la edad de 12 años, luego de lo cual, quedó bajo el cuidado del Padre Francis Morgan, un sacerdote católico amigo de la madre del huérfano joven. Dos meses después de casarse con Edith, John Ronald Tolkien debió tomar parte como soldado regular en la primera guerra mundial a la cual denominó “el horror animal” (animal horror) y en particular, en la batalla que también quiso intitular, según su estilo, “la carnicería del Somme” (the carnage of the Somme). Durante la gran guerra, Tolkien además perdió varios amigos cercanos y se sabe que fue particularmente inspirado por el coraje de muchos compañeros suyos, de quienes habría tomado el carácter de Sam (Samwise Gamgee) el fiel compañero de Frodo en El Señor de los Anillos.
Tan dramática y especial resultó la juventud de J.R.R. Tolkien, que finalmente fue tomada como base histórica y biográfica para la elaboración del guion de la película llamada “Tolkien” que, se espera, será lanzada en mayo de este año y que ha generado gran polémica, pues entre los seguidores del escritor hay temor por la poca idoneidad que tendrían los guionistas elegidos para narrar una vida como la de Tolkien.
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Activistas homosexuales contratados para escribir la vida de un católico ejemplar
Los guionistas que desarrollaron el filme son David Gleeson, director y escritor de Cowboys and Angels, una película acerca de un joven estudiante que se muda a apartamento con un estudiante de modas gay. La relación de amistad entre ambos termina exaltando la forma de vida del estudiante de modas, al tiempo que representa de forma denigrante la visión tradicional de la vida del otro joven.
El otro es Stephen Baresford, cuya primera película, coincidencialmente, llamada “Pride”, acerca de un grupo de activistas gays y lesbianas, ganó un célebre premio al cine gay en el festival de Cannes de 2014. Baresford, ha manifestado públicamente que siempre que acepta una película, debe tener un componente subversivo en ella.
Una fe que honró el martirio de su madre
La vida de Tolkien no puede entenderse sin el papel que la fe católica juega en su visión del mundo, la cual recibió gracias al valiente testimonio de su madre, quien sufrió con gran entereza la persecusión sufrida a raíz de su conversión a la fe católica:
“Cuanto pienso en la muerte de mi madre», escribió “agotada por la persecución, la pobreza, y en gran medida, por la subsiguiente enfermedad, dentro de su esfuerzo por transmitirnos a sus pequeños hijos la Fe…me parece muy difícil y amargo, cuando mis hijos se desvían de ella».
Las predicciones de un historiador católico
El historiador y escritor Joseph Pearce comenta en un reciente artículo para The Imaginative Conservative, que es muy poco probable que, teniendo en cuenta el espíritu y la agenda ideológica de los guionistas, que puedan retratar cinematográficamente aquellas huellas piadosas y de fe que encontramos en la vida de Tolkien. Pearce incluso apuesta que mostrarán a un Padre Morgan homosexual, celoso por el amor de Tolkien hacia la que sería su esposa Edith.
Incluso representando al mismo Tolkien con inclinaciones bisexuales, sintiendo una fuerte a atracción hacia el compañero de batalla que perdió la vida en la Primera Guerra Mundial, quien inspiraría en su obra al personaje de Samwise Gamgee, logrando así homosexualizar la saga de El Señor de los Anillos.
Esperemos que nada de esto ocurra, pero existen razones para esperar con cautela el estreno de la película. Habrá que estar especialmente atentos a la forma como se representa a su abnegado padre adoptivo, el Padre Morgan, de modo que no se haga una burda caricaturización de las costumbres morales de la época, en especial en la narración de la oposición de su tutor a la relación de Tolkien y Edith, quien era algunos años mayor que él.
En caso de que el filme cumpla con esa pesimista predicción, nos quedará la tarea de rectificar las difamaciones y difundir la verdadera historia del talentoso, ingenioso y muy católico Tolkien, quien, en términos de Chesterton, nos ofreció la maravilla de los cuentos de hadas, los cuales: “superan la realidad no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos dicen que estos pueden ser vencidos.”
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