Según informa El Tiempo, la rusa Rain Gordon de 24 años siempre siente «atracción sexual y romántica por los objetos», nunca se imaginó que iba sentir lo que siente por ese maletín que compró en 2015, al que incluso le puso nombre: Gideon.
“Me empezó a gustar Gideon y poco a poco me di cuenta de que me estaba enamorando de él. Quería mirarlo durante horas y sentir su presencia”, reveló en un programa de televisión ruso.
Según la mujer su relación con Gideon no tiene nada de aburrida, por el contrario «se besan, abrazan, conversan y se escuchan»:
“Compartimos nuestro primer abrazo y beso, de ahí en adelante pasamos más tiempo juntos por las tardes y noches. Podríamos tener conversaciones filosóficas durante tres o cuatro horas. Nuestra conexión espiritual y comunicación se muestra telepáticamente. Lo escucho, y él me escucha, pero desde afuera parece un monólogo”, confesó Rain.
El Tiempo explicó que Rain ha sufrido lo mismo que muchas «familias diversas», pues «sentía que la iban a juzgar y no la iban a entender. Finalmente, se abrió con algunos de sus amigos, quienes, según ella, han sido muy comprensivos».
Rain contó que su atracción por los objetos comenzó a los 8 años.
“Desde mi niñez creí que un alma está incrustada en las cosas, así como en todo lo que nos rodea”, contó.
La mujer es creyente del animismo, según el cual todos objetos y fenómenos de la naturaleza tienen un alma o principio vital.
“Creo en el animismo, que significa que hay vida en todo. Durante mi infancia y mis primeros años de la adolescencia me enamoré de lugares como el nuevo centro comercial que abrió en mi ciudad. Sabía que estaba mal y más allá de las normas de la sociedad”, reveló Gordon.
El movimiento LGTB a partir de su victimización ha logrado generar un espejismo ideológico, según el cual lo único que importa en materia de familia es la satisfacción sexual y afectiva individual, negando que la complementariedad sexual sea un factor esencial en para el matrimonio y para la supervivencia de la especie humana.
Desde ese punto de vista la familia no cumple ninguna función social, y que cualquier unión basada en debe ser reconocida mientras haya afecto. Sin embargo, aún no se ha llegado al reconocimiento legal de uniones polígamas, interespecies y con cosas, aunque el cambio en las costumbres anuncia que sólo sería cuestión de tiempo.
Fuente: El Tiempo