Ser provida es una elección de vida un poco difícil hoy en día, ya que somos considerados retrógrados, anti derechos, contracorriente; por eso, para llegar a defender las dos vidas hay que tener mucha valentía.
Lo que nosotros pretendemos es la defensa del más importante derecho humano, la vida, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural; ser Pro vida no es solamente ir en contra del aborto, un provida va en contra de la eutanasia, del suicidio, la drogadicción, la anticoncepción, etc.
Entonces, ¿Qué defendemos?
Defendemos tanto a la mujer como al hombre en cada etapa del ciclo vital, la familia, vamos más allá y vemos la realidad social del país en el que vivimos y el mundo en general; muchas personas defensoras de la cultura de la muerte nos llaman «antiderechos» justificándose en algunos conceptos emitidos por la ONU en los que llaman al asesinato de bebés en el vientre de la madre “derecho sexual”.
Nosotros por el contrario, como provida, conocemos la legislación nacional e internacional y podemos enumerar leyes y pactos internacionales ratificados en nuestros países que defienden la vida.
Las mujeres pro aborto son las mismas que proclaman la sororidad pero te atacan, desean la muerte, violaciones y demás si piensas diferente; para que de esa manera puedas «entender» la necesidad de asesinar a un ser indefenso; esas mismas personas que son «modernas» son las que toman la misma bandera que tomó el nazismo años atrás para justificar que “No es un ser humano”.
¿Qué nos motiva?
Los pro elección –»pro choice»–, piensan que nuestra única motivación para defender la vida es la Biblia, pero pasan por alto que nuestros argumentos son basados y fundamentados en la ciencia y el derecho. De hecho, usamos como último argumento la palabra de Dios, no porque no nos importa, todo lo contrario, sabemos que la vida es sagrada, lo hacemos precisamente para demostrar a través de argumentos que puedan validar la importancia de respetar la vida; además, nosotros sabemos y respetamos realmente la diferencia.
Es más: muchos activistas provida no son siquiera creyentes, no sólo en Colombia sino en otros países del mundo donde existen grupos provida de ateos.
Hoy en día el activismo celeste se ha convertido en una causa que no sólo rompe fronteras geográficas, sino también religiosas, ideológicas, filosóficas y políticas.
Fotografía del encabezado: Diario Cuarto Poder.
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