No es menor el impacto que ha causado Nicholas J. Fuentes, novel líder de la “derecha cristiana” estadounidense, tanto entre los demócratas – tanto liberales como socialistas, lo que era de esperarse- como entre algunos sectores republicanos. En efecto, ha causado sorpresa que entre círculos republicanos de derecha se produzcan virulentos ataques contra este joven de 22 años que ya tiene miles de seguidores (los “groypers” o los “nickers”) y cientos de videos y podcasts en las grandes redes sociales. De hecho, uno de los propósitos de los adversarios de Fuentes dentro de la misma derecha es que Youtube, Twitter y demás grandes plataformas prohíban la difusión de sus contenidos en esas redes.
¿De qué se le acusa? Líderes de opinión de derecha muy significativos en Estados Unidos, como Ben Shapiro, Dan Crenshaw, David Ruben o Charlie Kirk, han manifestado explícita o implícitamente que Nick Fuentes es un radical neonazi, amigo de absurdas teorías de la conspiración, con el que no se justifica sostener el más mínimo diálogo. Ben Shapiro, quizás el exponente más brillante de la plataforma informativa de derechas “The Daily Wire”, ha evitado referirse explícitamente a Fuentes, se ha negado reiterativamente a invitarlo a su programa diario, y lo llama despectivamente un “troll” cibernético que busca atención.
Para Michael Knowles, otro exitoso líder de opinión entre la derecha norteamericana, Fuentes es un mentiroso, racista con quien evitaría aparecer hasta en una foto.
Pero por más que lo quieran evitar, Fuentes ha logrado infiltrar decenas de foros y de conferencias en que activistas de derecha como Charlie Kirk y el mismo Shapiro son bombardeados con duras preguntas por parte de los “nickers,” también llamados “groypers”.
Los propios “ataques” ocurren en los foros y chats cibernéticos de celebridades conservadoras, en donde los seguidores de Fuentes hacen preguntas incómodas.
Nicholas Fuentes, en su defensa, dice que sus adversarios de la derecha son unos liberales tibios, que hoy se limitan a defender la misma agenda que la izquierda tenía hace 30 años. Fuentes Insiste en que él representa una nueva generación de verdaderos conservadores, jóvenes que no le perdonan a la derecha haber permitido que “una agenda anticristiana” degenerara todos los sectores de la moral social, desde los millones de abortos al año hasta el fin de la familia tradicional. Según Fuentes, los políticos y opinadores de derecha en Estados Unidos se han quedado dormidos hablando de políticas económicas, de defender una falsa – según él- neutralidad estatal, mientras la izquierda ha destruido el sustento ético de los valores norteamericanos, y que ese, no otro, es el problema de fondo en la sociedad estadounidense.
Durante la ultima semana de octubre, hubo conmoción en el estado de Texas por saber qué decisión tomaría un tribunal, en el sentido de si se le aplicaba o no una castración química a un saludable niño de 7 años. El origen de la disputa estaba en que su madre quería cambiar el género de su hijo mientras que el padre del niño se oponía.
Durante esas semanas, Fuentes emprendió una batalla mediática para evitar que un juez llegara a ordenar la castración química de un niño mientras su padre “era obligado a ver”. Lo que más indignó a Fuentes, fue verificar que ningunos de los líderes de la derecha republicana estaba tomando la bandera por salvar al niño James Younger, y en cambio se dedicaban a hablar sobre las tasas de interés y las cifras de empleo.
Fuentes se considera a sí mismo un “católico tradicional”, “paleo conservador” radicalmente antiliberal, doctrina a la que acusa de haber permitido que la izquierda llegue hasta donde está hoy. Niega cualquier militancia neonazi o racista, recordando que él mismo tiene herencia mexicana por su padre. Sin embargo, considera importante que la población europea sobreviva a las migraciones masivas que ponen en peligro un estilo de vida cultural que moriría con ellas.
Las posturas de Fuentes con relación a los “avances” de la izquierda no son conservadoras, son reaccionarias. Para el joven católico, no bastaría con declarar ilegales las uniones entre personas del mismo sexo, la adopción por parte de éstas o el aborto. Sería necesario prohibir el divorcio, acabar con las políticas anticonceptivas e incorporar en el Estado una moral cristiana que oriente sus políticas y su legislación. “Si no lo hacemos nosotros – insiste Nick Fuentes- lo harán ellos, como ya de hecho lo hacen”.
Lo cierto es que Nicholas Fuentes lidera un movimiento político con dos características fundamentales: son jóvenes menores de 30 años y son cristianos sin devaneos, interesados en que sus valores influyan y cambien la política de su país. Aunque hasta ahora los “groypers” han sido recibidos con hostilidad por el establecimiento republicano, tienen ellos a su favor las cartas de la juventud y la convicción. El tiempo dirá quien gana el pulso.