Partimos de nuestro respeto a la presunción de inocencia: toda persona es inocente hasta que se demuestre, en justo juicio, lo contrario. Pero éste no parece ser un «problema» personal del Senador Álvaro Uribe Vélez, sino el resultado de una estrategia que ha venido dando sus frutos.
Primero, con el falso proceso de paz, después con la negación del NO rotundo dado por el Pueblo como Constituyente Primario en el plebiscito, luego con la usurpación de dicho mandato y la instalación de la JEP y, ahora, a través de la rama judicial.
Los pronunciamientos son diversos. Comenzamos por el del Centro Cultural Cruzada en cabeza de su Director, Luis Fernando Escobar Duque, quien, entre otras cosas, dice:
Con la ORDEN DE CAPTURA para el expresidente Uribe, el comunismo se consolidará en Colombia. Es hora de REACCIONAR contra ese acuerdo ilegítimo que se está burlando de los Colombianos y de acabar con el poder judicial sesgado por las ideas comunistas.
Pero no solamente es este Centro Cultural el que habla. Ya lo venía advirtiendo hace mucho tiempo, así como otras fuerzas vivas del país. Y ocurrió.
Es así como un extraño ambiente de condescendencia para con los «nuevos honorables senadores», fue el que permitió el arrebatamiento del resultado del plebiscito, y que hoy, desgraciadamente, ha dejado ver sus consecuencias.
El refrán basado en el criterio de Cicerón, según el cual «más vale mala avenencia que buena sentencia», se ha caído estrepitosamente y arrastró consigo toda la estantería de quienes hicieron su apuesta política amparados en dicha actitud.
//cdn.embedly.com/widgets/platform.js¿Hacia la guerra civil?
Eduardo Mackenzie La periodista Vicky Dávila ha dicho varias cosas importantes en su artículo de ayer sobre el expresidente Álvaro Uribe. O, mejor, sobre las intrigas que urde la subversión contra él, disfrazándolas de contienda «judicial».
Lo advirtió tozudamente, de manera constante y vehemente, el investigador Eduardo McKenzie, y hoy lo denuncia también con fuerza: ese «clima» de avenencia con los enemigos del país, en nombre de la paz, traerá el caos y la desestabilización. Y ello porque literalmente sortearon la institucionalidad y socavaron sus cimientos.
Ante los hechos, distintas voces han enfatizado y reiterado que no es un simple problema personal del Senador y Ex Presidente Álvaro Uribe Vélez, del que simplemente se pueda decir: «confiamos en su inocencia, sabemos que la demostrará y sabrá sortear y superar esta dificultad». No: aquí hay más fondo y consecuencias, y hay que decirlo:
Veamos otros importantes pronunciamientos, como el de Alfredo Rangel.
Y éste, de la Representante a la Cámara Margarita Restrepo:
Por ahora, ante los hechos, no es que sobren las palabras: habrá más. Todas las que no se han dicho o han sido matizadas para no ofender a los nuevos miembros de los distintos poderes, a quienes se les premió su impronta criminal con cargos de representación.
No sabemos cómo se irán desarrollando los acontecimientos ni el curso que definitivamente o, finalmente, tomarán, el giro que darán o sus consecuencias. Pero ya no es hora de condescendencias ni de tibieza.
Le corresponde al Presidente Iván Duque –tan inquietantemente demócrata y conciliador– demostrar que en realidad tiene un talante de líder con el que, sin perder el equilibrio, asuma de manera recia una dirección en el manejo del Estado que se parezca en algo a los discursos y argumentos con los que en su campaña alcanzó la primera magistratura.
Es lo menos que se espera de él. Aunque ha dejado ya bastantes dudas, en su afán de complacer a todos. Pero hoy es imprescindible recordar que no sólo «se gobierna para todos», sino con las banderas que lo llevaron al triunfo electoral. Ojalá y, al menos, lo piense.
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