Opinión

¿Favorece la Jerarquía Católica colombiana la justicia o la injusticia social?

Justicia Social Difusa
Escrito por Invitado

Carta abierta a
Monseñor Enrique Sarmiento Angulo y
Monseñor Darío de Jesús Monsalve.

Escrita por un ‘Católico Abandonado’.

Monseñor Sarmiento Angulo, celebro su escrito de junio 13/2021 que, en mi humilde opinión, se acerca un poco a la triste realidad que estamos viviendo en Colombia en este convulsionado 2021.

Usted habla de jóvenes insatisfechos y de la violencia originada por ellos. Eso ya es más acertado que ignorar que hay violencia o pretender llamarla “actos aislados de vandalismo”.

En cuanto a las necesidades de estos jóvenes, estoy de acuerdo con que un sector de la juventud Colombiana (y Latinoamericana, apelando al romanticismo de su cita musical) tiene necesidades básicas insatisfechas. Coincido también en que es labor de una sociedad, desde sus marcos legislativos de Estado, así como desde la ética individual, atender a este y otros sectores sociales en necesidad; como de hecho se ha venido haciendo en Colombia, pero no de manera suficiente. Hasta aquí todo bien.

Lo que no veo en su artículo y en general, en cualquier planteamiento de sus hermanos jerarcas de la Iglesia Católica, son dos cosas:

1) Una condena enérgica y definitiva del impacto sobre la INMENSA MAYORIA de la sociedad que nos vemos afectados por esta violencia.

2) Una condena más enérgica aun, radical, heroica, tipo expulsión-látigo-en-mano de los corruptos mercaderes del Templo, de los VERDADEROS orígenes de esta violencia.

Estos dos puntos son omisiones enormes e imperdonables. Voy a atender el segundo numeral en primer lugar.

Con cariño inmenso me permito decirle que esta manifestación violenta juvenil no es espontánea. Esta NO es la primavera juvenil de 1968 materializándose de forma tardía en el 2021 en Colombia.

Estos son actos terroristas estructurados, planeados y ejecutados por fuerzas radicales de izquierda, fuera y dentro del marco de la ley. Y las que están dentro del marco de la ley porque llegaron allí impuestas de forma arbitraria, por encima de un plebiscito popular que dijo que NO las quería.

La Jerarquía Católica colombiana parece no ser consciente de, o mucho peor aún, persiste en omitir en sus señalamientos dos fuerzas macabras detrás de estos actos terroristas que se cubren con un manto de protesta juvenil.

Por un lado, profesores agremiados en un sindicato perverso, FECODE, dentro de un sistema educativo corrupto, de ideologías radicales marxistas, que lleva décadas envenenando a esa juventud que usted quiere rescatar con su escrito.

Ellos explotan a su favor la condición vulnerable de estos jóvenes y niños, y los instruyen con discursos de odio y resentimiento.

Son deplorables las imágenes de las representaciones teatrales en los colegios con las que se les enseña a los niños a odiar y temer a la fuerza pública.

Deplorables las manifestaciones callejeras de niños en Bucaramanga gritando “Uribe, Paraco…”, sin tener la menor idea de quién es Uribe y qué es “paraco”.

Deplorables las imágenes de la rectora de un colegio incitando a sus alumnos a cantar la misma canción.

Pero, por encima de todo, es más triste y deplorable el silencio y la omisión de obispos y arzobispos ante el actuar perverso de FECODE.

Por otro lado, también omite usted condenar de manera enérgica a las fuerzas radicales de izquierda que pretenden mediante actos terroristas desestabilizar la democracia, la institucionalidad, el estado de derecho y su permanencia a través del orden social. Y no apoya a la fuerza pública que lo defiende.

Tampoco se condenan los recursos financieros oscuros que sostienen este proceso provenientes del narcotráfico. Ni la infiltración de milicias entre los jóvenes, con armamento de guerra urbana para destruir y matar a la fuerza pública y ciudadanos por igual. Y no repudia la manipulación de esa juventud a través de las drogas y el alcohol, o el hecho de que les paguen para estar en la “primera línea” y puntos de resistencia, abusando de la necesidad que tienen de dinero.

Es absolutamente evidente que, en esta coyuntura, hay fuerzas oscuras y nefastas que están abusando del cuerpo y la mente de los jóvenes sobre los que usted quiere llamar la atención, pero la falta de pronunciamiento de la Jerarquía Católica al respecto de esa realidad es inadmisible.

Inadmisible tanto por parte de los obispos de la doctrina tradicional, por tibios y carentes de valentía. Por no defender con heroísmo el Evangelio. Así como por parte de los obispos afines a doctrinas marxistas, por seguir creyendo que una abrogación (herejía, que surge de la doctrina verdadera pero se tuerce hacia una ideología equivocada) como la teología de la liberación, puede ser la salida para resolver los problemas sociales en Colombia y Latinoamérica.

El marxismo en el poder de una sociedad solo destruye al ser humano y a la sociedad, y eso lo sabe perfectamente hasta Monseñor Darío de Jesús Monsalve en Cali.

En cuanto al primer numeral, los Católicos, en especial los practicantes, tradicionales y devotos, que apoyamos a nuestra amada Iglesia con oraciones, servicio y aportes económicos, nos sentimos absolutamente desposeídos e invisibilizados en esta crisis.

Siendo mayorías y víctimas, no sentimos afinidad, ni amor compasivo por parte de nuestros obispos y arzobispos.

Antes bien, en Cali por ejemplo, sentimos condena y rechazo por parte de Mons. Monsalve, quien actúa en favor de esas juventudes violentas y los grupos nefastos detrás de ellas, en favor de la Minga violenta y abusiva. Es evidente que Mons. Monsalve se lo está jugando todo por ellos con un propósito político.

Soy un absoluto convencido de la justicia social que promueve la Iglesia Católica. Pero NO la entiendo cuando esta se manifiesta de forma tan desfigurada como en Cali.

Es incomprensible el apoyo incondicional de Mons. Darío a todo lo que hoy destruye a la ciudad, la sociedad y la economía.

Cuando lo que hemos vivido las víctimas sucede con la connivencia de la Jerarquía Católica, lo que se materializa es la INJUSTICIA SOCIAL.

Cordialmente,

Católico abandonado

El siguiente es el vínculo al artículo original de Mons. Sarmiento Angulo:

https://blogs.eltiempo.com/pazydesarrollo/2021/06/13/capitulo-clxv-unanse-al-bailede-los-que-sobran/


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