Del 26 al 28 de junio de 2019 se llevó a cabo la Asamblea General #49 de la Organización de Estados Americanos, la cual tuvo lugar en Medellín, Colombia. En la Asamblea que se realiza año con año se apertura un espacio para la participación de los principales actores de la sociedad civil de los estados miembros de la OEA.
En este espacio de la sociedad civil se exponen las problemáticas que más aquejan a la sociedad y para las cuales se hace necesario generar un esfuerzo en conjunto que pueda de algún modo encaminar a alguna solución.
He tenido la oportunidad de participar en estos espacios desde el año 2016 en Santo Domingo, República Dominicana. Y para mi sorpresa (como lo ha sido para muchos), los temas que aquí se abordan no son los que parecerían ser los más importantes, como la pobreza, la salud y la educación, porque han terminado siendo relegados por la agenda de lobbys que pretenden la creación de “más derechos”.
Estos lobbys que proponen la creación de “más derechos para más gente” (eslogan actual de la OEA), impulsan una agenda ideologizada convirtiendo al organismo en una plataforma idónea para promover la deconstrucción de la sociedad, en contra de la protección que nuestra sociedad ha ofrecido tradicionalmente a la vida, el matrimonio y la familia.
La participación de la sociedad civil en esta Asamblea #49, a pesar de algunos inconvenientes de acceso por cuestiones logísticas y limitaciones de espacio, ha sido a mi criterio una de las más representativas de los valores e instituciones a las cuales se debe apostar para una auténtica transformación de la sociedad.
Puesto que la representación de las coaliciones que promueven la dignidad humana, la vida, el matrimonio, la familia y la libertad religiosa hicieron vibrar esta asamblea llevando a esta organización la ola celeste provida y profamilia.
Fue una oportunidad única para hacer saber que en todos los países de las Américas quienes apoyamos, promovemos, vivimos y defendemos estos valores somos mayoría. Y fue posible alzar la voz a los jefes de delegación y comisionados por todos aquellos pequeños que no se les ha permitido tan siquiera existir. Manifestar también que los jóvenes de las Américas luchamos y anhelamos valores auténticos y trascendentes, que también queremos familias fuertes para tener sociedades fuertes.
A pesar de que algunos cancilleres, candidatos a comisionados de la CIDH no quisieron escucharnos, la ola celeste se hizo sentir y fue en el marco de esta asamblea en la que se tuvo la oportunidad también de crear también el Bloque Continental Provida.
El Bloque Continental Provida está conformado por jóvenes, adultos y familias de todas las Américas con el único objetivo de generar una cultura de vida que tienda el puente hacia una sociedad libre de muertes de inocentes en el vientre de su madre, libre de violencia de todo tipo, respeto por la dignidad de todo ser humano y fortalecida por la riqueza de la única e insustituible base de la sociedad, la familia.
Concluyo diciendo que, a pesar de las dificultades de acceso, logísticas y del sesgo ideológico, este año se ha marcado un precedente importante y que es tan sólo el comienzo de un gran trabajo que tenemos por delante, para que un día ya no sea sólo un sueño sino una realidad de que en todos los países de las Américas sea impensable atentar en contra de la vida, la familia y la libertad religiosa.