En pleno desarrollo de las campañas a las administraciones regionales y locales, muchas veces me dediqué a entablar debates y discusiones incautas, sobre los candidatos de una y otra región, pero sobre todo de Bogotá. En ese entonces afirmé sin miedo ni duda, que «la candidata más “derechista” era la de la izquierda».
Aquello no era ningún chiste ni sátira, sus propuestas y tonos siempre me han llevado a calificarla como tal.
Sin embargo, nunca imaginé lo pronto que llegaría ella a demostrar mis tesis, ante las llamadas amistosas de los contradictores de entonces y sus risas algo nerviosas. Pues apenas llegaba a la alcaldía y ya instauraba “protocolos” en la gestión de las marchas, los cuales cumplió cabalmente. Protocolos que, ante la mirada confundida de los “mamertos” y la atónita de los “godos”, solo establecía criterios para la preconstitución de las pruebas y la conexa justificación de las acciones, necesarias, de la fuerza pública.
Más tarde, en lo que no cabe duda es un año bisiesto, no alcanzábamos a recuperarnos de nuestra estupefacción ante la contundente respuesta que daba la alcaldesa a los “líderes estudiantiles”, cuando hubo que cerrar escuelas y universidades por esta nueva amenaza a nuestra sociedad y especie.
Allí se mostró nuevamente ese carácter indómito de la señora, cerrando sin premura la ciudad, sus establecimientos, sus vías. La destreza de su administración fue mayúscula, nos pusieron en “simulacro” obligatorio y con sanciones, para evitarnos el miedo de llamarlo de un solo golpe -Cuarentena-.
Se le adelantó al gobierno, se le adelantó a los ministros de las carteras involucradas y lo más notorio, se le adelantó al Presidente de la República.
Más pantalones parece llevar la alcaldesa que el presidente. Más su espíritu salvaje no acepta muchas contemplaciones y aplausos. En una necesidad casi compulsiva de auto destrucción, parece que la burgomaestre, encontró la oportunidad que su larga trayectoria pública no le había dado y no pudo evitar sucumbir ante tal tentación.
En plena crisis humanitaria por la pandemia y mientras muchos de sus electores pasan serias dificultades económicas, ella, a través de ETB, inicio la contratación de servicio de comunicación para la “Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.” por la no despreciable suma de 6 mil millones de pesos.
@Bogota se gasta 1000 millones mensuales en publicidad, en medio de la crisis del coronavirus, con miles de bogotanos aguantando hambre.
— Razón + Fe ن (@razonmasfe) April 16, 2020
¿Corrupción verde? pic.twitter.com/YouDaRvs1Y
También se denuncia en redes sociales, que aliados políticos de Claudia López se estarían beneficiando de las ayudas de la Alcaldía por el Coronavirus:
Sra. @ClaudiaLopez hablando de políticos que se saltan la fila para repartir los mercados a sus propias listas clientelistas:
— Bogotá Firme (@bogotamuyfirme) April 16, 2020
¿Puede explicarnos por qué el ex candido a edil Alejandro Forero del Verde está repartiendo los mercados del Distrito a su propia gente? pic.twitter.com/xKXPNSSF7g
¿Será que la alcaldesa comenzó campaña desde la alcaldía, para mudarse pronto a la casa de Nariño? Solo el tiempo lo dirá, pero sus arremetidas en contra del presidente, su defensa de intereses, no de los bogotanos sino, de los colombianos y su muy relevante papel en los meses pasados y presentes, dejan un tufillo a campaña (con dineros públicos).