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Los cristianos libaneses son el puente entre Oriente y Occidente

Lebanon Church and flag
Escrito por Christiane Waked

Este artículo es la primera contribución exclusiva de Christiane Waked para Razón + Fe.

Christiane Waked es una columnista, periodista y analista política libanés-francesa que vive en Beirut y colabora con importantes medios internacionales.


Por Christiane Waked

El cristianismo nació en el Medio Oriente, por lo que perseguir a los cristianos en cualquier parte de esta región significa matar la unidad de una tierra donde todas las religiones monoteístas vivieron una vez en paz juntas.

También significa destruir el puente hacia la apertura y la compasión, un puente que evita que el islam se cierre sobre sí mismo. Los cristianos de Oriente Medio tienen un papel esencial ya que forjan un vínculo entre el mundo árabe-musulmán y Occidente.

Es en Antioquía, una ciudad de la actual Turquía, donde las personas que seguían a Jesús fueron llamadas cristianas. Son los asirios, los caldeos y los maronitas quienes conservan la historia de esta región, pero también lo más importante: la lengua árabe.

La imprenta en árabe, por ejemplo, fue introducida en el Líbano por monjes cristianos. En 1726 aparecieron las primeras imprentas en el Monasterio de San Juan Bautista, en el pueblo libanés de Khunshara.

Durante la ocupación otomana, estos monjes fueron los que copiaban los manuscritos árabes para salvar dicho idioma cuando Turquía estaba imponiendo su propia lengua en la región. Tanto los musulmanes árabes como los cristianos árabes rezan por Allah. Como Dios en árabe es Allah, utilizan palabras similares para describir a su creador, como “Al Rahman” que significa el compasivo o “Al Ghafour” el perdonador.

Hoy más que nunca, necesitamos que los cristianos de Oriente Medio y en particular los libaneses sigan siendo mensajeros de paz en una región hirviendo y asolada por guerras, fanatismo, colapso económico y pobreza.

En 1219, un humilde monje de Italia comprendió la importancia de la cooperación interreligiosa cuando se reunió con el sultán musulmán de Egipto, Malik Al Kamil, que tuvo lugar en Damietta, al norte del país del Nilo. Ese humilde monje se convirtió más tarde en uno de los santos más importantes de la iglesia católica, San Francisco de Asís. Durante un período de tres semanas, se estableció un diálogo religioso entre San Francisco y el Sultán. Este diálogo tuvo un impacto importante en el Sultán y allanó el camino hacia una visión común de paz universal y reconciliación entre el Islam y el cristianismo.

El 4 de agosto de 2020, dos explosiones en el puerto de Beirut fueron responsables de la muerte de más de 200 personas y alrededor de 6000 resultaron heridas. Fueron causadas por una gran cantidad –2.750 toneladas métricas– de nitrato de amonio que se almacenaron durante seis años en un almacén en el puerto, cerca de miles de hogares beirutíes.

Muchos vecindarios cristianos fueron dañados y varias iglesias, escuelas y hospitales cristianos fueron destruidos. Los cristianos y musulmanes libaneses, así como las otras comunidades, salieron al día siguiente, unos al lado de los otros, para limpiar las calles de los escombros, distribuir alimentos y ayudar a los heridos. Hombres y mujeres jóvenes de todas las regiones vinieron para ayudar y demostrar a todos los que quieren dividirlos que el amor y la compasión son más fuertes que el odio.

Hoy es muy importante ayudar a los cristianos de Oriente Medio a permanecer en sus países para que puedan continuar el mensaje que Dios les dio como mensajeros de paz. San Francisco de Asís, de quien el Papa eligió su nombre y su guía, nos enseñó una oración muy hermosa que dice:

“Señor, hazme un instrumento de tu paz.
Donde haya odio, déjame sembrar amor;
donde haya dolor, perdón;
donde haya duda, fe;
donde hay desesperación, esperanza;
donde hay oscuridad, luz;
donde hay tristeza, alegría”.

Oración de la Paz“, erróneamente atribuida a San Francisco de Asís*.

Prometamos ser todos instrumentos de paz, porque cada decisión tomada individualmente puede afectar a toda la comunidad.


Fuente de la fotografía del encabezado: Pinterest

N. de R.*: Investigaciones bien documentadas han establecido que la “Oración de la Paz“, fue erróneamente atribuida a San Francisco de Asís. Sobre ello, una nota de las varias ya publicadas, deja claro:

«Probablemente el origen de la atribución de la oración a San Francisco se encuentra en la iniciativa del capuchino Etienne de París, director de la Orden Tercera, quien hizo imprimir en Reims una estampa de san Francisco, con la oración en su reverso y una nota, en letra minúscula, en la que se señalaba que había sido tomada de “Le Souvenir Normand” y que era una síntesis perfecta del ideal franciscano.

No obstante, fueron los “Chevaliers de la Paix” (Caballeros de la paz), una organización protestante, los primeros en afirmar, en 1926, expresa y erróneamente, que la oración había sido compuesta por San Francisco».

(Ver la nota completa aquí).


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