En declaraciones a la agencia de noticias AP, el arzobispo de Washington DC Wilton Gregory, quien fue nombrado por el Papa Francisco como el obispo negro de más alto rango en los Estados Unidos, desconoció la dignidad y el valor de la vida de los seres humanos en gestación:
“El nacimiento marca el primer momento de la dignidad que tiene un ser humano, la cual nunca se pierde a lo largo de toda la vida”.
Según AP Gregory además “hizo eco a la idea de que la justicia racial debería ser parte de las campañas provida”.
En la nota la agencia cita a varios líderes católicos que piden que a la Iglesia que dedique a Black Lives Matter los mismos recursos que dedica a la lucha contra el aborto:
“Black Lives Matter debe ser un asunto provida, con la misma cantidad de recursos y el mismo entusiasmo por parte del movimiento provida”, dice Loralean Jordan, feligrés de la comunidad negra de la parroquia de San Pedro Claver en Minnesota
Los entrevistados citan al Papa Francisco, en una declaración que parace señalar como hipócrita que los movimientos provida no se dediquen a la “justicia racial”:
“No podemos tolerar ni cerrar los ojos ante ningún tipo de racismo o exclusión y pretender defender la santidad de toda vida humana”, dijo el Papa el 2 de junio pasado, al tiempo que condenó la violencia en las manifestaciones.
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A través de la Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, el Papa Francisco ha criticado a los grupos provida por no dedicarle a la “justicia social” desde una perspectiva ideológica izquierdista, los mismos esfuerzos que dedican al rechazo del aborto o la eutanasia:
101. También es nocivo e ideológico el error de quienes viven sospechando del compromiso social de los demás, considerándolo…comunista, populista. O lo relativizan como si hubiera otras cosas más importantes o como si solo interesara una determinada ética o una razón que ellos defienden.
La defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo.
Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte.
No podemos plantearnos un ideal de santidad que ignore la injusticia de este mundo, donde unos festejan, gastan alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, al mismo tiempo que otros solo miran desde afuera mientras su vida pasa y se acaba miserablemente.
Esta visión que equipara males intrínsecos (conductas que deben ser rechazadas de plano por ser malas en sí mismas), como el aborto, la clonación humana o la eutanasia, con males sociales como la pobreza o el abandono, que son cuestiones de juicio prudencial, ha sido promovida al interior de la Iglesia católica con el nombre de “Seamless Garment” (túnica sin consturas o túnica inconsútil), liderada por el Cardenal José Bernardino desde 1984.