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Un hombre de Las Vegas sorprendió al casarse con su celular en una ceremonia poco convencional. Aaron Chervenak, protagonista de este inusual enlace, confesó que su smartphone ha sido su relación más duradera.
La ceremonia tuvo lugar en una capilla de Las Vegas, Nevada. El novio vistió un elegante traje negro mientras que su celular lucía una funda blanca y un soporte en forma de anillo en la parte posterior.
«Los declaro esposo y smartphone».
Con tales palabras, el oficiante concluyó el «ritual». Minutos antes, Aaron había sellado su compromiso al colocar el peculiar anillo en su dedo anular.
Algunos usuarios en redes sociales bromearon con ironías propias de la ruptura conyugal, sobre el carácter efímero de este presunto vínculo: «En 18 meses lo cambiará» o «Me casaré con mi nevera, ya está de blanco». Otros lo interpretaron como un comentario social: «Este es un comentario bastante acertado sobre la adicción de la sociedad a la tecnología».
Lo cierto es que, más allá de la teatralidad y del mensaje implícito, este «matrimonio» carece de efectos legales. Los celulares, como cualquier dispositivo, tienen una vida útil limitada por fallas técnicas o por la aparición de nuevos modelos. Tarde o temprano, Chervenak probablemente deba cambiar o actualizar su «cónyuge».
La original ceremonia puso de relieve la cercanía de los teléfonos móviles en el día a día de sus dueños. Pero también evidenció que, a diferencia de los vínculos humanos, las relaciones con objetos tecnológicos son forzosamente efímeras.
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