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Greeicy y Anitta…ardiendo.

La melodía, la letra y, sobre todo, las escenas allí presentadas, son invitaciones explícitas al sexo sodomítico casual entre mujeres con expresiones cuya indecencia supera lo descriptible

“Los entregó Dios a pasiones vergonzosas,

pues hasta sus mujeres cambiaron el uso natural

por el que es contra naturaleza”

Romanos 1, 26.

La revolución anticristiana usa como una de sus estrategias más destacadas el romper, poco a poco y sin que el hombre promedio lo perciba, las barreras de horror contra formas de pensar y actuar pecaminosas. Es así como ha funcionado el proceso de secularización de la cultura occidental que pretende oponer todos los ámbitos de la vida humana a la Revelación hasta la adoración misma de Satanás, la quinta y última gran revolución después de la protestante (1517), la francesa (1789), la comunista (1917) y la de la Sorbona o “mayo francés” (1968) de marcado tinte sexual, pues fue esta la revolución del género, cuyo objetivo sigue siendo acabar con la familia, concepto que incluye a un hombre y una mujer unidos en matrimonio y a sus hijos, concebidos por la unión conyugal, razón por la cual hablar de “familia tradicional” es una tautología, porque solo hay una familia y es la que tiene las características ya mencionadas, o sea, la única que existe.

Si bien es innegable que la cuarta revolución ha usado todo un arsenal de producciones pseudointelectuales para transformar las ideas de la población mundial acerca de la sexualidad, el mayor impacto en la perversión de su práctica se ha dado en el plano de las tendencias, pues incluso, antes de que una idea se instale en el pensamiento de una persona o de una sociedad, esta ya ha sido preparada por medio de tendencias, es decir, inclinaciones, gustos y preferencias que disponen el terreno a ideas que conformarán luego una cosmovisión revolucionaria.

Este lúcido análisis en materia de psicología ha sido desarrollado, magistralmente, por el Profesor Plinio Corrêa de Oliveira en un clásico del pensamiento católico cuya lectura nunca se recomendará demasiado: Revolución y Contra-Revolución, obra publicada en 1959 y cuya nueva edición colombiana, del año 2018, será presentada en el XVIII Congreso Interamericano de Filosofía, a realizarse en Bogotá, entre el 15 y el 18 de octubre del año en curso.

La mayor astucia del mal es su mudanza en dios doméstico y discreto, cuya hogareña presencia reconforta.

Nicolás Gómez Dávila

La enseñanza de la Iglesia acerca de las tendencias desordenadas del hombre por el pecado original no radica en una absurda obsesión con la maldad o con poner a todo la etiqueta de “pecado” como la misma revolución ha querido mostrar de un modo bastante simplista por lo demás -pero que sigue inhibiendo a muchos católicos faltos de convicción y de fortaleza para dejar los puntos claros y llamar a las cosas por su nombre en materia de Moral-. Más bien, la enseñanza perenne de la que es Mater et Magistra pretende advertir al hombre sobre los peligros de sus malas inclinaciones, identificando, con toda claridad, cuáles son los pecados que el hombre puede cometer y cuáles, entre ellos, son los más graves, hasta identificar el pecado sumo, descrito, en la Sagrada Escritura, como aquel que se comete contra el Espíritu Santo (Mt. 12,32).

Al respecto de los tipos de pecado pueden revisarse, inicialmente, por ejemplo, la magnífica taxonomía que ofrece Santo Tomás de Aquino en la II-II de la Suma de Teología, las que se encuentran en un buen catecismo tradicional o en la parte introductoria de un misal romano.

La sodomía es el coito entre personas del mismo sexo, pues si bien en castellano la palabra “sodomía” se refiere a las relaciones sexuales entre hombres, el vocablo latino del que proviene parece designar, en términos generales, el trato carnal contra la naturaleza, como bien lo expresa el Doctor Angélico al referirse al “vicio sodomítico” (vitium sodomiticum), aplicándolo tanto a la relación sexual ilícita entre hombres como al trato carnal entre mujeres (II-II c. 154 a. 11 resp.), promovidos y alentados en la actualidad como nunca en la Historia.

Es partiendo de esta idea que el presente artículo quiere suscitar una reflexión de primerísima importancia, sobre todo, para padres y educadores de niños y adolescentes, a quienes va dirigida la pornografía auditiva y visual, hoy abundante.

Son ya muchos los videos musicales en los que se presentan o se sugieren escenas de sodomía, sin embargo, como decía el gran Nicolás Gómez Dávila, “la mayor astucia del mal es su mudanza en dios doméstico y discreto, cuya hogareña presencia reconforta” (p. 34), o sea, con base en esta idea del pensador colombiano, es necesario resaltar que impacta mucho más el mal ejemplo cuando tiene relación con lo que es cercano y cotidiano, con lo que resulta familiar. De esta manera se rompen, más fácilmente, las barreras de horror contra el pecado, referidas al inicio.

Una canción que sigue escuchándose con cierta frecuencia en las emisoras colombianas y cuyo video ha alcanzado 85 millones de reproducciones en Youtube es Jacuzzi, sencillo de la cantante colombiana Greeicy Rendón junto a la brasileña Anitta.

La melodía, la letra y, sobre todo, las escenas allí presentadas, son invitaciones explícitas al sexo sodomítico casual entre mujeres con expresiones cuya indecencia supera lo descriptible.

Llama la atención la liviandad y soltura con la que se narra, en esta canción, el encuentro sexual entre las dos mujeres que hasta ese momento no se conocían y que pasan a compartir unas horas de frenesí y lascivia sin medir consecuencias para no volverse a ver, por lo que parece sugerir la letra.

“Somos amantes, inocentes de lo que estamos sintiendo.
Tengamos un secreto y que nadie sepa de eso”

Tiempo atrás, la misma artista había presentado su sencillo Amantes, junto a su novio, el cantante Mike Bahía, en el cual se promueve, con toda claridad, el adulterio, atribuyendo un absurdo gusto estético a la infidelidad, la misma que ha destruido tantísimos matrimonios en el mundo y, con ellos, la vida de muchos niños y jóvenes, que ven desintegrarse el núcleo familiar, base de la sociedad.

 "Amantes, aunque pertenecemos a camas diferentes
Aunque juzgue la gente
Somos amantes, aunque pertenecemos a camas diferentes
Ya no importa la gente"


- Extracto de la canción "Amantes" de Greeicy y Mike Bahía

Descaradamente, en la letra, una alocada e irreflexiva Greeicy se pregunta, como tantos impenitentes de hoy y, aun reconociendo la maldad intrínseca del adulterio: “¿Quiénes son ellos para juzgar lo de nosotros?”, una típica pregunta retórica de aquel que no quiere confrontarse con su propia conciencia o la tiene ya tan corrompida que encuentra, como único obstáculo a su pecado, el juicio moral de los demás.

Sin embargo, lo más impactante de todo es que el mismo Mike Bahía se preste para mostrar la infidelidad como algo cool sabiendo que, el día de mañana, él puede ser víctima de este flagelo social al que hombres y mujeres se entregan sin ningún pudor y hasta burlándose de sus parejas -como se muestra en el video de Amantes-, argumentando, cual si de una telenovela mexicana decadente se tratara, que “sin querer uno se enamora”.

Además, es sumamente reprobable que, como pareja sentimental de Greeicy Rendón, Mike Bahía apruebe su participación en un video musical como Jacuzzi, en el que promueve el lesbianismo y queda, ella misma, como una lesbiana ¿Qué pasa con el hombre occidental? ¿No le preocupa ya la conducta moral de su amiga, novia o esposa? ¿Dónde ha quedado la virilidad, el amor y el cuidado por la mujer, don excelso de Dios para el varón y “maestra de amistad” (Bojorge, p. 32)?

Greeicy Rendón suele ser presentada y exaltada por los medios como una mujer bella, llena de entereza, laboriosa, independiente y muy buena bailarina. Nadie lo pone en duda -sobre todo, lo de independiente-. Sin embargo, frente al juicio definitivo de Dios, nada de eso importa.

 "Lo malo es que llegó la policía
Por tanto ruido que yo hacía
Ay, me estremecían los nervios
Como cuando hacía travesura' en el colegio"


- Extracto de la canción "Jacuzzi" de Greeicy y Anitta

Lo que verdaderamente es relevante en ese momento último es estar en gracia y, sin lugar a dudas, no puede estarlo quien promueve el pecado -mucho menos quien incita al pecado contra la naturaleza- usando los talentos o capacidades que Dios le dio para servir a la rebelión, la misma que por ese camino terminará llevando no sólo a Greeicy sino a sus colaboradores y seguidores, a arder, primero de lujuria, y luego por toda la eternidad, pero ya sin jacuzzi, ya sin placer, ya sin belleza, sin vino ni Uber…

Lo que sí habrá es un interminable estremecimiento de los nervios, como dice la canción, y también el Evangelio, pues “Allí será el llanto y el rechinar de dientes” (Mateo 13,44-52).

Un producto que en una cultura que valore y respete el matrimonio y la familia, ni qué decir que promueva unas virtudes cristianas, no podría ser tolerado ni existir.

Y esperamos que así sea en la renaciente Civilización Cristiana que estamos llamados a construir.

Bibliografía

Bojorge, Horacio. La casa sobre roca. Noviazgo-Amistad matrimonial-Educación de los hijos. Buenos Aires: Lumen.

De Aquino, Santo Tomás. Suma de Teología IV. Parte II-II (b). Trad. Luciano Gómez Becerro y otros. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos.

Gómez Dávila, Nicolás. Escolios a un texto implícito. Selección. Bogotá: Villegas editores, 2001.

La Santa Biblia. Versión de Mons. Juan Straubinger. La Plata: Desclée de Brouwer, 1948.        

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