No el romanticismo rosa, sino una revisión de las auténticas reivindicaciones que en justicia corresponden a la mujer como tal, en su dignidad, distinción del hombre, feminidad, igualdad de oportunidades, genio y talento particular, entre otras, es lo que se espera de una sociedad que se dice civilizada, y que como tal celebra el “Día de la Mujer”.
Fuente: La Hora de la Verdad.
Lamentablemente, esta es una conmemoración que ha sido secuestrada ideológicamente y de la que se han apoderado extremistas que en sus manifestaciones desbordadas acaban cometiendo toda suerte de exabruptos e ilícitos. Y esta vez no fue la excepción: incluso en algunas partes “se han superado” con respecto a las aberraciones de años anteriores.

Afortunadamente –como lo hemos reportado en nuestro portal–, las reacciones de las auténticas mujeres no se han hecho esperar, y también desde distintos países, éstas han hablado con inteligencia y con vehemencia en favor de la vida, de sus auténticos valores, y negándose a ser asumidas y absorbidas por una histeria que las enfrenta al hombre, impone un discurso de odio y las cosifica como víctimas, negándoles la posibilidad de responsabilizarse de sí mismas y de asumir las riendas de sus propias vidas.
En esta ocasión, en contra del sentido común, en diferentes países la nota predominante fueron las hordas bárbaras de feminazis que en una histeria descontrolada se dedicaron a atacar, a vandalizar edificios e instituciones, especialmente los templos católicos, como ocurrió en Hermosillo (México) e incluso a atacar a un hombre al que rociaron con gasolina e intentaron quemar vivo, también en México.
Aquí más evidencias:
En la manifestación, varias mujeres fueron lesionadas, como se ve en la foto del rostro de una mujer policía, y en la del incendio, provocado con una bomba molotov, que hirió a la fotógrafa de EL UNIVERSAL, Berenice Fregoso.
En este video se puede apreciar hasta dónde puede llegar la histeria, y cómo obligan a un señor anciano a bajarse del metro, por haber ingresado equivocadamente al vagón exclusivo de mujeres, hecho que suscita una fuerte discusión entre algunas de ellas.