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Por Ryan T. Anderson en First Things.
Kamala Harris, la extremista del aborto
Kamala Harris es una extremista del aborto. Sus palabras y acciones a lo largo de su carrera, como Fiscal General de California, como Senadora de Estados Unidos y como Vicepresidenta, no dejan lugar a dudas sobre este hecho. Desde perseguir a periodistas provida y obligar a los centros de embarazo a publicitar el aborto durante su etapa como Fiscal General, hasta votar para anular las leyes provida estatales cuando era Senadora, ha dejado en claro una y otra vez su lealtad al lobby del aborto.
Desde que se convirtió en la candidata demócrata a la presidencia, Harris ha sembrado confusión sobre su visión política al revertir [ ¿disimular?] muchas de las posiciones que ella misma había declarado públicamente. Pero hay algo que sigue siendo constante: el aborto es su máxima prioridad.
Seguramente habrás notado cómo Harris celebra el aborto. En marzo de este año, visitó una clínica de abortos de Planned Parenthood. El New York Times lo declaró un «Primer Histórico», con CNN informando que era «la primera vez que un presidente o vicepresidente en ejercicio visitaba a un proveedor de abortos». La visita de Harris tuvo lugar en Minnesota, el primer estado en promulgar una legislación proaborto después del caso Dobbs. Esa legislación declaró al aborto como un derecho fundamental, legalizándolo durante los nueve meses del embarazo. Un segundo proyecto de ley eliminó prácticamente todas las protecciones de salud y seguridad para las mujeres, eliminó el período de espera de 24 horas, permitió el financiamiento público del aborto y derogó la protección del estado a los niños nacidos vivos después de abortos fallidos.
El gobernador que firmó esos dos proyectos de ley es Tim Walz, a quien Harris anunció como su compañero de fórmula a la Presidencia. Sus opciones, visitar una Planned Parenthood en Minnesota, un estado que compite por tener el régimen de aborto más permisivo de la nación, y seleccionar al gobernador radicalmente proaborto de Minnesota como su compañero de fórmula, fluyen de sus prioridades.
La visita de Harris a Planned Parenthood tuvo lugar durante su gira nacional «Lucha por las Libertades Reproductivas». Esta gira, destinada a poner el aborto en el centro de lo que entonces sería la campaña Biden-Harris, siguió a su gira universitaria «Lucha por Nuestras Libertades» de 2023. Esa gira, como explicó la Casa Blanca, tenía como objetivo motivar a los estudiantes a «luchar por la libertad reproductiva», entre otros desiderátum progresistas.
Las giras sobre el aborto no son meramente simbólicas. Expresan el extremismo de Harris. Durante su fallida campaña presidencial en 2019, Harris explicó a la audiencia de un townhall de MSNBC el proceso mediante el cual anularía las leyes provida estatales: bajo una administración Harris, cualquier ley estatal provida «tendría que ser presentada ante mi Departamento de Justicia para su revisión y aprobación» antes de poder entrar en vigencia. Puedes imaginar cuántas de esas leyes habrían recibido la «aprobación».
Desde la decisión Dobbs vs Jackson, la administración Biden-Harris (como la llama ahora la Casa Blanca) ha promovido el aborto e interferido con las leyes provida estatales, tal como Harris había prometido. Los medios son variados. Como han documentado mis colegas del Ethics and Public Policy Center, la administración Biden-Harris ha convertido el Título X en un mandato de asesoramiento sobre el aborto, ha convertido el dinero de los contribuyentes en fondos para el aborto, ha convertido las salas de emergencia y los hospitales de la Administración de Veteranos en clínicas de abortos, ha convertido al Servicio Postal de los Estados Unidos en un servicio de entrega de píldoras abortivas y ha convertido las protecciones para las trabajadoras embarazadas en un mandato de aborto.
Harris se ha negado repetidamente a ofrecer incluso un apoyo hipotético a cualquier protección para el nonato y al recién nacido. Como senadora, votó en contra de la «Ley de Protección del Niño por Nacer con Capacidad de Sentir Dolor», que habría brindado protección a los niños por nacer a partir de las 20 semanas. Votó en contra de la «Ley de Protección de los Sobrevivientes de Abortos Nacidos Vivos», que habría requerido que los profesionales médicos brinden atención a los niños que sobreviven a los procedimientos de aborto. Al carecer de esta protección, tales niños pueden ser abandonados, descuidados, «permitidos» morir.
Harris fue copatrocinadora original en el Senado de la «Ley de Protección de la Salud de la Mujer de 2019», que habría «impuesto el aborto a demanda en todo el país en cualquier etapa del embarazo«, en palabras de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, anulando las leyes provida estatales, incluso medidas tan modestas como los requisitos de consentimiento informado, notificación a los padres y períodos de espera. Cuando Harris presidió la votación del Senado sobre este proyecto de ley en 2022, lamentó públicamente el fracaso de la aprobación del proyecto. Al año siguiente, en una entrevista con ABC News, instó al Congreso a responder a la decisión Dobbs aprobando una legislación proaborto, prometiendo que Biden la firmaría.
Harris quiere obligar a todos los contribuyentes estadounidenses a pagar por el aborto. Como senadora, pidió la derogación de la Enmienda Hyde, la enmienda bipartidista que se ha adjuntado a las asignaciones de HHS desde 1976 para evitar que los dólares de los contribuyentes financien abortos a través de Medicaid. El científico social Michael New, que estudia el impacto de la legislación en las tasas de aborto, estima que la Enmienda Hyde ha salvado 2,5 millones de bebés por nacer. Harris también votó en contra de la «Ley de no financiamiento de abortos con fondos de los contribuyentes», que habría extendido la protección de Hyde a todo el gobierno federal.
Harris quiere obligar a los provida a violar nuestras conciencias. En el Senado, respaldó una legislación que amenazaba la libertad religiosa, particularmente en el contexto del aborto. Presentó y fue patrocinadora principal de la perversamente denominada «Ley de no hacer daño», un proyecto de ley que reduciría la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa para negar las protecciones de libertad religiosa contra los mandatos de aborto. Fue copatrocinadora original de la igualmente orwelliana «Ley de Igualdad», que habría impuesto una ideología de género radical en la nación y contenía disposiciones que, como advirtió la USCCB, podrían haber obligado a «los contribuyentes a financiar abortos electivos» y forzado a «los médicos y hospitales a realizar abortos incluso si va en contra de su conciencia o creencias».
Que Harris tiene una veta anticatólica no es ningún secreto. En 2018, pensó que la membresía en los Caballeros de Colón, una respetada organización fraternal católica, era de alguna manera relevante para la confirmación de tres nominados judiciales: Brian Buescher, Paul Matey y Peter Phipps. Cuestionó a cada hombre sobre varias declaraciones y compromisos provida del jefe de los Caballeros, y fue condenada por su colega demócrata de la Cámara de Representantes Tulsi Gabbard por «fomentar la intolerancia religiosa«. Harris también cuestionó al candidato judicial Daniel Collins sobre un escrito amicus en nombre de The Ethics and Public Policy Center, mi organización, en apoyo de las Hermanas de los Pobres y Hobby Lobby en el litigio del Mandato HHS.
Como Fiscal General de California, Harris había presentado su propio escrito amicus ante la Corte Suprema contra Hobby Lobby, en nombre de California y otros trece estados. Lo que estaba en juego para la familia Green, los propietarios de Hobby Lobby, no era la provisión de anticonceptivos como tal, sino la provisión de cuatro medicamentos y dispositivos exigidos por HHS que llevaban etiquetas de advertencia de la FDA de que podrían causar abortos en las primeras etapas del embarazo. Harris escribió a la Corte a favor de negarles a los Green las protecciones de libertad religiosa contra este injusto mandato.
Harris ha tratado de obligar a los centros de embarazo provida a publicitar el aborto. Como Fiscal General, fue copatrocinadora de la Ley de Información Reproductiva de California, y celebró que el gobernador la convirtiera en ley. Los centros de embarazo provida demandaron a Harris por el requisito de la ley de difundir avisos sobre los servicios públicos de aborto. Después de que ella fuera al Senado en 2016, continuaron su litigio contra su sucesor, Xavier Becerra, y finalmente ganaron en la Corte Suprema por motivos de libertad de expresión de la Primera Enmienda.
Harris también ha atacado a activistas provida. Agentes de la Oficina del Fiscal General de Harris allanaron el apartamento de David Daleiden, confiscando cientos de horas de videos encubiertos inéditos en los que funcionarios de Planned Parenthood admiten explícitamente haber vendido partes del cuerpo de bebés. Daleiden fue posteriormente acusado de quince delitos graves , lo que llevó a Planned Parenthood a demandarlo en un tribunal civil; estos casos legales continúan, ocho años después de la redada inicial. Mientras tanto, Daleiden ha demandado a Harris por conspirar con Planned Parenthood para violar sus derechos de la Primera Enmienda. Mi colega de EPPC Alexandra DeSanctis ha documentado la guerra de Big Abortion contra Daleiden , pero pregúntese: ¿cuándo fue la última vez que un denunciante de izquierdas o un periodista encubierto tuvo problemas con la ley? Varias audiencias del Congreso han confirmado las revelaciones de Daleiden sobre la venta de partes del cuerpo de bebés por parte de Planned Parenthood en violación de la ley estatal y federal, y sin embargo, Daleiden, no Planned Parenthood, es quien enfrenta repercusiones legales.
Se podría decir más, no sólo sobre el historial de abortos de Harris, sino también sobre su anticatolicismo, su historial de violaciones de la libertad religiosa y su activismo LGBT extremo, desde su negativa como Fiscal General a defender la Proposición 8 de California, a favor del matrimonio, hasta su defensa de las cirugías de reasignación de sexo financiadas por los contribuyentes . Pero hay una buena razón por la que Harris ha recibido calificaciones del 100 por ciento de NARAL Pro-Choice America, NARAL Pro-Choice California y Planned Parenthood Action Fund.
Pese a que el Partido Republicano ha debilitado su compromiso con la defensa de los niños no nacidos, ello no oculta el hecho de que el Partido Demócrata, bajo el liderazgo de Harris, es tan radicalmente pro aborto como es posible. Aparte de manifestarse a favor de matar a niños pequeños, simplemente no hay manera de ser más extremista que lo que son ahora Kamala Harris y su partido.
Kamala Harris es una ideóloga de línea dura, una extremista del aborto, y lo ha sido desde sus primeros días como funcionaria electa. Como presidenta, no sería diferente.
Ryan T. Anderson es el presidente del Centro de Ética y Políticas Públicas y coautor del libro Tearing Us Apart: How Abortion Harms Everything and Solves Nothing.
Fuente: Kamala’s Abortion Extremism
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