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Duque deja abierta la puerta para apoyar el aborto libre en Colombia

El pasado martes 17 de abril, al cierre de un acto de su campaña presidencial, Iván Duque respondió las preguntas de un grupo de representantes de la organización Unidos por la Vida del Valle del Cauca, quienes le preguntaron al candidato si estaría dispuesto a apoyar el aborto libre. Sus respuestas arrojaron las siguientes conclusiones:

1. Para Duque el aborto es más sagrado que la vida humana en gestación.

Duque dice reconocer que “la vida es sagrada” y que “empieza en el momento de la concepción” (que es cuando recibe los aplausos más entusiastas del público), pero a renglón seguido acepta que esa vida humana (sagrada) puede ser eliminada a través del aborto.

Moralmente esta es una posición más perversa que la de quienes aceptan el aborto porque niegan que la vida en gestación es plenamente humana, al menos hasta el momento en que alcanza una determinada edad gestacional o etapa de desarrollo, a partir de la cual ya no estarían de acuerdo con la eliminación de esa vida.

Peor aún, reconoce que esa vida que para él es “sagrada” puede ser sacrificada a través del aborto y no presenta ningún tipo de límite objetivo para aceptar tal sacrificio. En la cuidadosa respuesta que da a sus interlocutores se ve cómo Duque no tiene ninguna convicción sobre la necesidad de poner algún tipo de límite a la práctica del aborto. En ese sentido su enfoque está más en proteger la “práctica del aborto”, la cual por sus respuestas parece ser intocable (sagrada), por encima de la protección que le merece la vida humana del que está por nacer.

2. En materia moral para Duque hoy es hoy, mañana es mañana.

Cuando al candidato del Centro Democrático le preguntan cuál sería su posición en caso de que la Corte Constitucional decida aprobar el “aborto libre”, Duque contesta: “las tres causales que hoy están reconocidas, son las únicas que yo hoy como ciudadano acepto”.

Esa acotación es muy valiosa, pues reconoce que son las causales vigentes son las que acepta hoy, sin cerrarse frente a la aceptación de otras causales para la práctica del aborto que se puedan aprobar en el futuro. Es claro que Duque no tiene una posición de principio frente al tema, sino meramente procedimental: si la Corte lo dice, él lo acata. Contrario a lo que pasa con el “derecho a la dosis personal de droga“, que la Corte Constitucional estableció en 1994, pero frente a esa decisión judicial ni Uribe ni Duque se han mostrado dispuestos a acatarla.

Esa respuesta es coherente con su postura política “progresista”, pues una de las características de este tipo de mentalidad es la creencia de que las normas morales “evolucionan” de modo que los abortos que hoy son malos, mañana, por el paso del tiempo, el cambio de las costumbres y los avances sociales, serán abortos buenos.

3. Duque en materia de protección de la vida humana en gestación no propone más que lo que ya hay:

Posiblemente con el fin de desviar la atención sobre su posición favorable al aborto Duque plantea tres temas con los que él cree que va hacer algún aporte aceptable para el público provida: la objeción de conciencia para el médico, el consentimiento informado para la mujer que aborta y la promoción de la educación sexual.

Es bastante sintomático de su desconocimiento del tema que Duque diga: “debe haber objeción de conciencia para el médico” que va tiene que practicar el aborto, cuando es algo que ya existe desde 2006, es decir desde el día cero de la legalización del aborto en Colombia.

También queda claro que los asesores provida que tiene Duque (Oswaldo Ortiz, María del Rosario Guerrra, etc.) quienes le han intentado vender la idea de que apoye la “objeción institucional” frente al aborto y la eutanasia, no han logrado ningún impacto en su forma de pensar (R+F ha conocido de varias reuniones en las que se le ha planteado el tema) pues queda de esta respuesta se deduce que es un punto que sigue fuera de su panorama.

Tampoco parece que vaya a apoyar el ofrecimiento de alternativas al aborto para las mujeres con embarazos difíciles, pues cuando se le acercaron algunas personas preguntádole si iba a hacerlo respondió que ya las hay. En seguida se identificaron las directoras de los Centros de Apoyo a la Mujer que prestan su servicios en Cali, expresándole que a diferencia de otros países (España y Estados Unidos) en Colombia estos centros no reciben ningún reconocimiento ni ayuda estatal. Duque contestó que no era cierto que no hay alternativas al aborto, y que a las mujeres en estas situaciones su gobierno las iba a apoyar a través del ICBF.

Sin embargo, el ICBF no ofrece alternativas al aborto, sino que acoge en programas de adopción a mujeres gestantes que ya han tomado la decisión de no abortar, y en muchas ocasiones incluso estando bajo su protección son presionadas por funcionarios del ICBF para que aborten.

4. Duque es tan católico como Benedetti, Santos o Roy Barreras: sin ningún efecto práctico.

En Colombia se podría decir que hay dos tipos de políticos católicos: los que hacen profesión de fe antes de contradecir su enseñanza moral; y los que son acusados de serlo, cuando a pesar de no hacer ostentación de su fe demuestran tener convicciones polítias que son coherentes con lo que enseña la Iglesia Católica.

Duque es de los primeros, de los que dicen tener una profunda fe personal, la cual no tiene ningún efecto en su forma de pensar ni en su vida práctica, por lo menos en lo que tiene que ver con la defensa de la vida humana.  Y utilizan su fe, real o postiza,  como una forma de ganar la simpatía de un público con el que, si es verdaderamente creyente, no tiene nada en común.

Es difícil saber qué tanto de esas inoportunas confesiones públicas de devoción católica son el resultado de un sentimiento auténtico o de un cálculo político, pero para el efecto de su agenda provida es irrelevante.

Si a los electores les interesa la fe de un político, es porque de acuerdo con ella esperan conocer sus convicciones morales, su visión del mundo y su jerarquía de valores, aquello que les permite anticipar cuáles son los criterios con los que va a actuar una vez llegue a gobernar. No porque sean personas curiosas por su vida íntima, con ganas de saber si se casaron en una iglesia bien adornada o en una hacienda de lujo, o si decoran su habitación con un crucifijo, con mandalas o con algún colorido tótem.

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Esta nota fue modificada el 20 de abril a las 9:30 p.m. con el fin de hacer mejoras de redacción e introducir la comparación con la posición de Duque frente a la decisión de la Corte Constitucional de reconocer el derecho a la dosis personal de droga.

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