Por Christiane Waked.
“Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los demás, pero Dios conoce vuestros corazones. Porque lo que es muy admirado por la gente es repugnante a los ojos de Dios” (Lucas 16:15, CSB).
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Que hermoso y reconfortante saber que el Señor nos conoce verdaderamente, Dios conoce nuestro corazón y nuestras intenciones. Esto debería ser suficiente para nosotros para que no necesitemos justificarnos por nuestras acciones o buscar la admiración o aprobación de las personas. En un mundo donde las redes sociales nos han empujado a ponernos como una mercancía en una tienda para que la gente nos quiera o nos admire, es importante preguntarse ¿qué buscamos con esto? A quién estamos tratando de complacer y, lo que es más importante, por qué la opinión de las personas debería importar o afectar nuestras vidas de alguna manera.
Una de mis citas favoritas es del sacerdote y escritor italiano Divo Barsotti, quien escribió:
“Reconoces a Dios porque solo él te llama de verdad, solo él te conoce. Los otros te tocan sólo superficialmente pero no penetran en tu alma, no la devastan; tú, ante Dios, estás indefenso. Sólo la palabra de Dios os es reconocible, porque sólo Dios, que es vuestro Creador, tiene el poder, llamándoos, de elevaros por encima de vosotros mismos, de tomaros enteramente”.
Sí, solo Dios nos levante de verdad, la gloria que recibimos de los humanos es falsa, limitada e interesada, pero Dios nos reconoció en nuestra entidad incluso antes de nacer y no necesita que lo impresionemos, solo necesita que pongamos nuestra fe en a él. Dios nos amó lo suficiente como para enviar a su único hijo a ser crucificado por nuestros pecados. “No hay amor más grande que este: que una persona dé su vida por el bien de sus amigos.” (Juan 15:13) Este tipo de amor que sacrifica su ser por ti en este mundo es raro. Las personas de este mundo se han puesto a sí mismas y sus necesidades materiales por delante de cualquier cosa y lo que es de este mundo se queda en él. El verdadero amor no necesita justificación, el verdadero amor perdona y abraza. Comprueba realmente entre tus amigos si hay alguien que esté dispuesto a perdonarte de verdad si te equivocaste con él. El discípulo de Cristo abraza ese amor entre unos y otros incondicionalmente. “Este es mi mandamiento: que os améis como yo os he amado”.Esto no significa que debas estar en una relación enfermiza sino en una relación donde se establezcan límites saludables, donde se siga la palabra de Dios y donde puedas ofrecer tu ayuda para ayudar a elevar al otro y ser la mejor versión de él. /ella misma, la forma en que fue creado. Las cosas son sencillas si nos acordamos de orar, leer la biblia y pedir la guía de Dios, abrazar nuestra condición humana que es débil pero tratar todos los días aunque seamos pecadores de ser la mejor versión de nosotros mismos. Dios conoce nuestro corazón y nuestras intenciones y, lo que es más importante, conoce nuestra historia, condiciones y luchas que nadie más conocería jamás.
Christiane Waked es analista politica y columnista Libanesa-Francesa con 10 años de experiencia con el gobierno francés. Habla inglés, árabe, francés y español.
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