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A lo largo de la historia, la ciencia ha revelado cada vez más evidencias de que el universo no es producto del azar, sino de un Diseño Inteligente.
Así lo plantea el nuevo libro «La Grandeza de Dios: Una argumentación católica del Diseño Inteligente», una colección de ensayos de científicos y filósofos que desmantelan la visión materialista.
Según esta visión defendida por ateos como Richard Dawkins, el universo se originó por combinaciones aleatorias de gases, y la vida surgió por mutaciones al azar que fueron seleccionadas por la evolución. Pero los números muestran que esto es extremadamente improbable.
Por ejemplo, la formación de un ojo funcional o una bacteria flagelada requeriría cientos de mutaciones simultáneas, ninguna de las cuales ofrecería una ventaja evolutiva por sí sola.
En cambio, la evidencia apunta a un proceso guiado, es decir, un Diseño Inteligente. Cuanto más conocemos la naturaleza, más nos damos cuenta de lo profundamente inteligible que es. Esto demuestra poderosamente la existencia de Dios, afirman los autores.
Entonces, ¿por qué muchos científicos rechazan esta conclusión? En parte porque están comprometidos con una visión de la ciencia que excluye sistemáticamente cualquier cosa que insinúe la fe religiosa.
Pero también por inercia: a los científicos les cuesta abandonar viejas teorías aún cuando la evidencia las refuta. Los editores de revistas científicas y los burócratas que fijan estándares de investigación han marginado los argumentos del Diseño Inteligente.
Pero como dijo John Adams, «los hechos son testarudos». Tarde o temprano, la ciencia tendrá que aceptar lo que la naturaleza grita: hubo una Mente detrás de la creación.
Fuente:Trust the science, not the scientists | Catholic Culture
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